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Suplemento "Aquí vivía yo"

Suplemento sobre pueblos abandonados de Navarra

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26 “<strong>Aquí</strong> <strong>vivía</strong> yo” | 25 de noviembre de 2015<br />

▶ Casa de Beñat Sorli, la primera<br />

terminada en el proyecto de<br />

rehabilitación. Beñat, ex habitante<br />

de la ecoaldea Lakabe, ha<br />

ayudado a los otros miembros<br />

en la construcción del resto de<br />

edificaciones.<br />

damos media pensión. Pero, para<br />

que esto sea así, primero deben<br />

ponerse en contacto vía teléfono<br />

o correo; todavía no estamos preparados<br />

para recibir a personas<br />

sin previo aviso”.<br />

En la segunda planta también<br />

se encuentra el ya mencionado<br />

estudio, llamado por Izaskun y el<br />

resto de jóvenes como “la torre”.<br />

En ella hay escritorios, sillones y<br />

varios libros. A la derecha, unas<br />

escaleras de madera llevan al tejado.<br />

Desde este puede observarse<br />

casi todo el pueblo: la casa de<br />

herramientas, la leñería, cinco<br />

casas y un terreno donde podrían<br />

construirse varias más, además<br />

de algunas gallinas, dos ocas y<br />

un par de caballos que deambulan<br />

por las calles alimentándose<br />

de toda la hierba que encuentran.<br />

Lo que no se observa desde arriba<br />

son otras cuatro casas en proceso<br />

de construcción, entre ellas la de<br />

Izaskun, así como la huerta y la<br />

fuente.<br />

Detrás también hay un terreno<br />

vacío que los jóvenes aprovechan<br />

para celebrar las fiestas de<br />

Santiago a finales de julio. A estas<br />

se unen los vecinos de Moriones,<br />

un pueblo cercano a Gardalain.<br />

“Moriones está casi deshabitado,<br />

tiene solo dos casas, así que<br />

sus habitantes deciden hacer las<br />

fiestas con nosotros. Uno de los<br />

hombres suele traer su guitarra y<br />

canta rancheras en este terreno”,<br />

cuenta Ioseba.<br />

Un estilo de vida<br />

Los habitantes de Gardalain no<br />

solo bajan a municipios cercanos<br />

para comprar comida y todo<br />

aquello que necesitan, también<br />

lo hacen para trabajar. “Te tienes<br />

que mover. Por ahora no se nos<br />

ha ocurrido nada y aquí no hay<br />

curro”, comenta Izaskun. La mayoría<br />

de los jóvenes del proyecto<br />

están empleados en fábricas cercanas,<br />

como algunas en Noáin, y<br />

van y vienen cada día. Este es el<br />

caso de Ioseba, quien trabaja en<br />

el área de investigación y mercados<br />

en una fábrica de herramientas.<br />

“No me molesta conducir casi<br />

cincuenta minutos todos los días”,<br />

afirma Ioseba, mientras sostiene<br />

dos huevos que acaba de recoger<br />

del gallinero. “Es parte de la experiencia<br />

y realmente lo disfruto”.<br />

Izaskun, por otra parte, “hace<br />

un poco de todo, por temporadas”.<br />

Su época más libre es el otoño, y la<br />

más ocupada, el verano. “Soy profesora<br />

de esquí de fondo y también<br />

trabajo en un refugio —explica—.<br />

Todo en el Pirineo, pero no por<br />

ello dejo de bajar a Pamplona.<br />

Vivir aquí no significa que no me<br />

guste la gente. Tampoco significa<br />

que no nos enteremos de las cosas,<br />

porque siempre estamos pendientes<br />

de la radio o el telediario”.<br />

Si algo ha marcado a Izaskun<br />

es lo que ha aprendido desde que<br />

comenzó el proyecto. “En la ciudad<br />

hay muchas cosas de las que<br />

no tenemos que hacernos cargo.<br />

No es que nos haya vuelto inútiles,<br />

pero al llegar a un sitio como este<br />

solo puedes decir: ‘Uf, no sé hacer<br />

un montón de cosas”, comenta.<br />

“Eso es porque en la ciudad se tiene<br />

otro estilo de vida, lo entiendo,<br />

pero es genial llegar aquí y aprender<br />

a hacer tanto. Además, tengo<br />

libertad de ir y venir. Luego ya se<br />

verá; cuando tenga hijos sí tendré<br />

que moverme”.<br />

Pero vivir lejos de la ciudad<br />

no significa que se olviden temas<br />

como el dinero. “Al final el dinero,<br />

nos guste o no, siempre se necesita”,<br />

admite Izaskun. “Pero bueno,<br />

sí te apañas más al vivir tan lejos.<br />

Ahora funcionamos con asambleas<br />

y cada uno pone cincuenta<br />

euros al mes, y con ese dinero hacemos<br />

las cosas que corresponen<br />

a un pueblo: ocuparse de la sociedad,<br />

de la electricidad, del tubo<br />

para el agua... También nos sirve<br />

para hacer fiestas”.<br />

Gardalain representa otro estilo<br />

de vida. Los jóvenes implicados<br />

en el proyecto lo han elegido, con<br />

todo lo que ello implica, y hoy en<br />

día disfrutan no solo de la naturaleza<br />

que los rodea sino de saber<br />

que “hacen las cosas a su manera”,<br />

como afirma Izaskun. “Vamos<br />

poco a poco —continúa—, y si alguien<br />

quisiera venir a vivir aquí,<br />

tendría que comentárnoslo y hacer<br />

un poco de convivencia. No<br />

solo por nosotros, sino por esa<br />

persona, pues debe saber si esto le<br />

gusta. Por mi parte, sé que este es<br />

mi rollo, y también que, por ahora,<br />

aquí me quedaré”.<br />

Dos de las casas en construcción. A la derecha, la de Izaskun Fernández.<br />

Los hermanos Izaskun y Ioseba Fernández, actuales habitantes de Gardalain.

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