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25 de noviembre de 2015 | “<strong>Aquí</strong> <strong>vivía</strong> yo”<br />
29<br />
Los restos de la torre que ahora está completamente cubierta de enredaderas.<br />
Las vigas de los techos desplomadas sobre el suelo.<br />
Toni Agudo con el invento made in Mendinueta.<br />
de los golpes que propinaban los<br />
cubos llenos de agua. “¡Cuántas<br />
veces tuvimos que recorrer esos<br />
cincuenta metros que separaban<br />
nuestra casa del pozo!”, recuerda<br />
nostálgico. Hoy Toni intenta llegar<br />
a esa fuente pero los matorrales<br />
y las altas hierbas hacen que<br />
desista cuando apenas lleva 25<br />
metros.<br />
“Las fiestas duraban tres días.<br />
Tenían lugar delante de casa<br />
Txantxo, donde <strong>vivía</strong> la familia<br />
Goñi, en cuya era se hacía el baile<br />
todas las noches”, cuenta Toni<br />
mientras degusta panceta, chistorra<br />
y costillas de cordero asadas<br />
en las brasas de una improvisada<br />
barbacoa. Todo esto acompañado<br />
MENDINUETA<br />
Año de extinción: 1964<br />
Última familia: Casa Mayorazgo<br />
Pamplona<br />
de una bota de vino que viajaba<br />
en volandas de mano en<br />
mano entre los 17 comensales<br />
que allí se reunieron el pasado<br />
día de la Virgen del Pilar. Entre<br />
tragos de vino tinto y mordiscos al<br />
bocadillo, también había tiempo<br />
para entonar algún irrintzi. “Se<br />
acerca tormenta”, comentan entre<br />
risas al ver las cortinas de agua<br />
que viaja en dirección a Mendinueta.<br />
No parece importarles,<br />
ya que es un día de fiesta, un día<br />
para disfrutar. Caen las primeras<br />
gotas, pero ellos siguen compartiendo<br />
viejos recuerdos. Algunas<br />
de las ruinas, incluso, sirven para<br />
que quienes están de celebración<br />
puedan cobijarse.<br />
Se le vienen a la cabeza esas largas<br />
caminatas hacia el colegio, situado<br />
en Urroz Villa, a una media<br />
hora de su pueblo, en las que iba<br />
acompañado por sus tres hermanos<br />
y las hijas de Casa Mayorazgo,<br />
atravesando los caminos cubiertos<br />
por el manto blanco en pleno<br />
invierno. “Mi madre luchaba cada<br />
mañana por mandarnos al colegio,<br />
pero era mi abuelo quien a<br />
veces nos convencía regalándonos<br />
un billete de una peseta”.<br />
Toni y dos de sus hermanos<br />
nacieron en el pueblo, gracias a la<br />
asistencia de una de las vecinas,<br />
que hizo de comadrona. “Recuerdo<br />
cuando nació el tercero de mis<br />
En Mendinueta no<br />
había agua corriente,<br />
por lo que, cuando<br />
llegamos a Pamplona,<br />
estábamos todo el día<br />
con el grifo abierto<br />
Toni Agudo<br />
antiguo habitante<br />
hermanos. Llamaron a la mujer<br />
de casa Antxon y a mis hermanos<br />
y a mí nos mandaron con las ovejas”,<br />
relata Toni entre risas. Cuando<br />
escucharon los lloros del recién<br />
nacido, fueron conscientes del<br />
porqué de tanto nerviosismo en el<br />
pueblo durante esos últimos días.<br />
Seis millones de pesetas<br />
En cada una de las cuatro casas<br />
había una huerta, campos de cereal,<br />
conejos, gallinas, cerdos,<br />
bueyes, vacas y caballos. “Los sábados<br />
íbamos al mercado antiguo<br />
de Pamplona a llevar huevos y<br />
alguna gallina”. Por aquel entonces,<br />
era normal que en la casa de<br />
la familia vivieran los padres del<br />
marido. Recuerda que en su casa<br />
había cuatro habitaciones: la de<br />
sus padres, la de los hijos, la del<br />
mayordomo y la de sus abuelos.<br />
Mientras su padre trabajaba en<br />
el campo y su madre se dedicaba<br />
a las tareas del hogar, ellos pasaban<br />
la mañana en la escuela, y a<br />
la hora de comer iban a Urbicáin,<br />
a la casa de un buen amigo de la<br />
familia. “Muchos días llegábamos<br />
a casa cuando ya había oscurecido.<br />
A nuestros padres se les hacía<br />
duro que unos críos como nosotros<br />
tuvieran que andar solos a<br />
esas horas”.<br />
Cuando la gente empezó a<br />
marcharse de los pueblos a la<br />
ciudad en busca de mejores condiciones<br />
de vida, las cuatro familias<br />
tuvieron la oportunidad de<br />
comprar todo el pueblo, aunque<br />
no llegaron a hacerlo. “Valía seis<br />
millones de pesetas. Había una<br />
familia —los Txantxo— que no se<br />
llevaban bien con todos los vecinos...”,<br />
desliza Toni.<br />
Sin embargo, las relaciones<br />
dentro de este municipio no fueron<br />
el motivo que hizo que los habitantes<br />
de este pueblo del Valle de Izagaondoa<br />
decidiesen marcharse. Si<br />
había una razón de peso para que<br />
el silencio inundase este rincón en<br />
el que habían vivido y disfrutado<br />
cada segundo, eran las posibilidades<br />
que ofrecía la ciudad. Toni lo<br />
sabe bien: “La gente de Mendinueta<br />
tenía ganas de irse. Pamplona<br />
parecía la repera”.<br />
EN BREVE<br />
4Es el número de viviendas<br />
por las que estaba formado<br />
este pequeño municipio<br />
navarro<br />
Agudo<br />
Apellido de la familia que se<br />
reúne cada 12 de octubre en<br />
el pueblo de Mendinueta<br />
12<br />
De octubre es el día en<br />
que los antiguos vecinos<br />
celebran las fiestas en<br />
honor a la Virgen del Pilar