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VID Y CANNABIS 35 CULTIVO DE VINO & MARIHUANA La vid y el cannabis se dan la mano en la región Central de Chile. Los dos cultivos tienen una serie de coincidencias, desde el tiempo de crecimiento hasta su cosecha, compartiendo también las enfermedades y plagas más habituales. Por eso, los que saben de cultivo de viñas, ya tienen el camino adelantado. por Felipe Naranjo fotos Francisco Hernández La meta del cualquier cannabicultor será calificar con la máxima nota su producto final, haciendo que todas aquellas horas de trabajo, dinero invertido y dedicación cobren sentido y valgan la pena. El fruto de nuestro trabajo y su calidad, dependerá en gran parte del proceso de cosecha, ya que al momento de cortar no habrá vuelta atrás. Pasado el invierno, ya con las primeras caricias de la primavera, muchos cultivadores entusiastas comienzan a germinar sus variedades seleccionadas. En el hemisferio Sur, el período de cultivo de la cannabis en exterior coincide con el período de otras plantas y vegetales. El cannabis y la vid, comparten mucho, desde cuando empieza el proceso vegetativo hasta el punto de cosecha. Y no solo hablamos de cultivos a nivel individual o particular, sino que también a nivel industrial. En términos generales, en el mes de septiembre las parras comienzan a mostrar sus primeros brotes, así comienza el proceso vegetativo que comparte meses con la cannabis: de septiembre a enero, a grosso modo. Lo mismo pasa con el proceso de maduración y cosecha durante marzo, abril y mayo. Esto, hablando particularmente de variedades de cannabis netamente sativas o híbridos mayoritariamente sativos, cuyos procesos de vegetación y floración son mucho más extensos que una índica que puede estar lista en cuatro o cinco meses, desde la germinación al corte. Uso el ejemplo de las sativas porque por historia y geografía, es lo que nos hemos encontrado en el continente latinoamericano y además se han podido desarrollar deliciosos híbridos y adaptaciones locales en cada país. Un claro ejemplo es el Punto Rojo colombiano hibridado con sativas de Los Andes de Chile, obteniendo la legendaria Chilombiana. CANNABIS Y VID AL <strong>SUR</strong> En países como Chile, Argentina y Uruguay, la industria vitivinícola ocupa un importante papel y su mercado es internacionalmente amplio. En la zona Central de Chile, se concentran gran cantidad de cultivos de vid, muchos antiquísimos y otros no tanto, todos con una expansión económica explosiva. Es por eso que entre viñedos, ricos suelos y un clima idóneo, se desarrolló una activad en paralelo, desgraciadamente en las sombras. Son llamativas las similitudes para llegar a un buen racimo de Sauvingnon Blanc y el proceso para un brillante cogollo de Super Silver Haze, por ejemplo. En septiembre, cuando el clima se hace más cálido y nos permite trabajar con la tierra, empieza todo. Durante los meses siguientes la variedad o variedades de cannabis seleccionadas serán alimentadas adecuadamente, obteniendo idealmente, un proceso vegetativo completo y sin carencias, asegurando así un buen futuro para los frutos. Lo mismo pasa en la vereda de enfrente, en donde las hectáreas de plantaciones de vides se riegan muchas veces por sistema de goteo y se fertiliza la tierra con compost natural hecho con los mismos restos orgánicos recogidos en la plantación. Se comienza a trabajar en sujetar las ramas al cable guía para distribuir los brotes de manera uniforme y el proceso de podas, ya aplicado en el invierno, se hace presente de nuevo a medida de que los primeros racimos se van formando y creciendo. Básicamente se van haciendo procesos de raleos que tienen como tarea principal, evitar que la planta gaste energía en brotes y racimos que no darán la calidad ni cantidad deseada, enfocándose solamente en los brotes principales que terminarán transformándose en un compacto y fresco racimo. Además se busca una mejor aireación de la planta y una mayor exposición del follaje al sol. También se van eliminando las partes dañadas de la corteza, con el fin de reducir el riesgo a enfermedades. Como sabemos, la cannabis puede ser sometida a varios procesos de podas o técnicas, según sea nuestro propósito. Poda apical para quitar altura y ganar volumen, poda FIM para incrementar la cantidad de brotes, SuperCropping para guiar de mejor manera nuestra planta, el corte de brotes bajos para aumentar el tamaño de los cogollos superiores, etc. La correcta aplicación de cualquiera de estas técnicas, nos ayudará a obtener un proceso vegetativo mucho más productivo. Luego, ya en pleno verano, enero/febrero, comenzamos a ver los primeros pistilos, aquellos hermosos pelillos blancos que nos indican que lo mejor está por venir: la floración. En esta etapa es vital la alimentación que le demos a nuestras plantas, cuyo caldo básico está compuesto por nitrógeno, potasio y fósforo. Si administramos estos nutrientes en la cantidad correcta y por el tiempo indicado, estaremos pavimentando el camino al éxito. La medición del pH y la electroconductividad del agua, harán aun más prolija y exacta la alimentación. Un nutrido sustrato y un cuidado complemento asegurarán una planta fuerte, robusta y resistente a las inclemencias del clima, posibles plagas y enfermedades. Al igual que la vid o cualquier otro vegetal, la marihuana puede verse afectada por ácaros y parásitos como la araña roja, trips, moscas blancas, pulgones y también hongos como la botrytis y el oidio, entre otros. Enemigos que podemos esperar en cualquier fase del cultivo, aunque suelen atacar en medio del proceso de floración. Mientras que la araña roja y la mosca blanca succionan la savia elaborada del tejido vegetal de la marihuana, interrumpiendo la correcta alimentación de la planta y produciendo una pérdida en la producción y calidad, el hongo de la botrytis genera necrosis en la materia vegetal de nuestros cogollos, dejando manchones oscuros, mal olor y esporas posiblemente peligrosas para nues-