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torpeciéndose con los golpes de escoba de unos vecinos cabreados que ni sabía que<br />
existían. Estaba, todavía, borracho y colocado. Completamente borracho, el puto M<br />
solo hace que violentar tus cubatas, los azota, tritura, y los arroja a tu tembloroso<br />
cuerpo. Intenté hablar, abrir la boca y decir cualquier cosa. No hubo manera. Nein.<br />
No podía hablar, casi ni moverme. De fondo, Jeff Mills, Richie Hawtin, como mirándome<br />
desde sus cabinas, y haciéndome pensar en aquel momento que dicen que tu<br />
cuerpo se convierte en plástico, como un alien de goma, y a ver cómo sales tú de eso,<br />
chaval curioso. Tienes que ceder, apartarte un poco el vómito hacia las mejillas, y<br />
comprender que desconoces completamente cuándo vas a dejar de estar así para volver<br />
a estar normal. En tus momentos de lucidez dudas de que eso sea posible. Y cuando<br />
es tu primera vez, solo, crees que vas a morir.<br />
Siguiente flash. Vómito por todo el pasillo, yo arrastrándome como un soldado por<br />
entre la maleza del Vietkong, porque alguien llama a la puerta. Pongamos que son las<br />
2 de la tarde. No he pegado ojo, o sí, o no. Al abrir la puerta, coño, un colega mío que<br />
se había estado zumbando a una tía en la calle. Me dice que se ha quedado dormido<br />
detrás de un container y lo ha despertado un vagabundo que quería quitarle el sitio.<br />
Me dice eso mientras mi cabeza sigue al ritmo de Orange, sigue hablando y apenas se<br />
fija en que he venido a rastras desde el fondo de la casa y ya no entiendo nada de lo<br />
que dice y vuelvo a mirar al techo pero esta vez me quedo clavado en el comedor. Me<br />
ayuda a levantarme, con toda naturalidad, y me mete una tacha de porro en la boca.<br />
Aunque me sienta como el culo, lo fumo como si fuese eso lo que estaba deseando, y<br />
para no perder el ciego y volver a estar más o menos (des)ubicado.<br />
No hablábamos de nada en concreto, la tarde era un continuo de canutos sin terminar,<br />
de tachas todavía por apurar. Y birra, lo que faltaba. Visitas al baño, más vómito. Solo<br />
el olor a porro puede amortiguar tu propio vómito, y mi colega se quedó dormido<br />
apoyado al cristal de la puerta de la terraza.