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Excodra X: Lo onírico

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la cama. Fumaba con la mirada concentrada en el techo. ¿Quién es éste? Preguntó<br />

Anfant. Un maldito, corazón, dijo Erbe. Ajá, ¿por qué? No lo conocía, creo, contestó<br />

Anfant cogiendo ropa del armario. No sé, era feo, enano, putero, a saber, francés, un<br />

borracho, y pintaba muy bien. Me recuerda a algunas de tus pinturas la imagen de la<br />

portada, ¿era él a quién buscabas ayer? No, o no sé, ahora lo volveré a mirar, déjame<br />

ver, le dijo Erbe y cogió el libro. Espachurró el cigarro en el cenicero que tenía a su<br />

vera. Abrió el libro y comenzó a mirar los cuadros. ¿Sabes? Ayer cuando llegaste, me<br />

sobresalté, andaba pensando en que deseaba que fueran unos ladrones, y pelearme<br />

con ellos. ¿Que qué? Le dijo Erbe con la risa en la cara. Sí, tenía ganas de pelearme<br />

con alguien, hacerles daño. Estás como una cabra, corazón. Ya, pero tenía ganas. Te<br />

echaba de menos pero no quería reconocérmelo, dijo Anfant acabándose de vestir.<br />

Bueno, mira este cuadro suyo, y Erbe puso el libro de cara a Anfant. Es una puta,<br />

¿no? Hermosísima. ¿Pintaba putas? Y Anfant se acercó para besarla en la boca. Sí,<br />

contestó Erbe, y se besaron.

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