Revista Yoga + Edición 73

El estado de fluir
Vivir el ahora:
decirlo o hacerlo
Los seres humanos muchas veces buscamos distracciones, actividades, obligaciones,
simplemente porque nos aburrimos. Una vez que comenzamos a prestar atención a
cosas que antes dábamos por supuestas, ya el aburrimiento desaparece. Es un proceso
gradual, donde día a día vamos reconociendo lo que estuvo siempre aquí, y no
habíamos visto ni apreciado. ‘El aburrimiento no es más que falta de atención’.
Por Laura Szmuch*
La primera atención es al hecho de estar vivos. No es
necesario tener que reponernos de una enfermedad,
o de un gran susto, para poder apreciar el hecho de
que nos despertamos cada mañana, aun cuando no sabíamos
que íbamos a tener un día más. Abrir los ojos, sentir
nuestra respiración o la de la persona que tenemos al lado,
es un milagro. Es ese milagro diario del que no nos solemos
percatar. La atención al cuerpo que comienza a moverse y
a desperezarse, a la sangre que nos irriga y comenzamos a
sentir al frotar nuestras piernas contra la sábana, al perfume
de la mañana, y al de la fragancia que dejó nuestra piel durante
la noche, en la cama. El primer bostezo, los primeros
pensamientos, las primeras conversaciones, en persona, o
telefónicas.
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Cuando hablo de atención también me refiero a la conciencia
de cómo nos movemos, cómo nos paramos, de qué forma
estamos sentados. ¿Cómo son nuestros movimientos?
¿Qué podríamos hacer por nuestro hermoso cuerpo hoy?
¿Cómo es el estado de presencia durante la ducha, cuando
nos higienizamos y nos recorremos con placer, reconociéndonos?
Atención durante una caminata que acelere nuestro ritmo
cardíaco, que nos haga sentir la respiración agitada, que coloree
nuestras mejillas. Atención al comer, a la forma en que
nos relacionamos con el alimento, a cómo nos preparamos
para recibirlo y apreciarlo. Cómo agradecemos el hecho
de tenerlo, y a la gente que ha hecho posible que podamos
estar alimentándonos físicamente. Atención a las palabras