Informe-Analisis-Entorno-Eje-Docencia-Pregrado

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Diversos trabajos han sugerido que entre los efectos de la expansión de la educación superior se
encuentran el incumplimiento de las expectativas laborales y la incorporación a los empleos para los cuales
el sujeto se encuentra sobrecalificado (Figueiredo, Biscaia, Rocha, & Teixeira, 2017; Weller, 2007). A lo cual
se agrega una baja en la rentabilidad de invertir en la educación superior, debido a la saturación de ciertos
ámbitos que conlleva a una reducción en los salarios; situación a la que quedan particularmente expuestos
aquellos individuos que debido a las características de sus labores son más fácilmente sustituibles (Brown,
Lauder, & Ashton, 2011; Levi & Murnane, 2004, citado en Figueiredo, 2017; Polavieja, 2005).
De este modo, la tendencia global hacia la sobreoferta de profesionales conduce a que los
empleadores recurran a otros aspectos para seleccionar a los trabajadores (Farenga & Quinlan, 2016). Y, al
mismo tiempo, la empleabilidad que ofrecen las carreras a los titulados se convierte en un uno de los
factores clave para los postulantes al momento de decidir por una determinada universidad (Tavares, 2017).
Este escenario, sumado a que la empleabilidad encarna un indicador que merece ser considerado para
evaluar la pertinencia de la oferta de programas de una institución, obliga a las universidades a prestar
atención a este ámbito.
En estudio realizado en universidades del Reino Unido, Farenga & Quinlan (2016) identifican tres
modalidades adoptadas por las universidades en cuanto a ejecutar acciones orientadas a fortalecer la
empleabilidad de sus egresados. Un grupo de instituciones no adopta ninguna medida especial para este fin,
confiando en que factores como las características propias de la formación entregada, la calidad académica
del programa y el prestigio de la universidad sea suficiente para que sus egresados tengan una aproximación
exitosa al campo laboral. En una segunda categoría se encuentran aquellas universidades que disponen de
una oferta más o menos amplia de cursos acotados a través de los cuales pretenden dotar a sus estudiantes
de ciertas competencias especificas que mejoren su competitividad en el campo laboral. Mientras que en un
tercer grupo se hallan casas de estudio que entregan un reconocimiento (employability award) a aquellos
estudiantes que, durante su periodo de formación, han desarrollado actividades extracurriculares que los
ayudan a desarrollar competencias para un acercamiento óptimo al mundo del trabajo, tales como
voluntariados, trabajos part-time, actividades comunitarias o instancias de formación académica.
La Universidad de La Frontera, en la actualidad, sigue una estrategia que se inscribe en la segunda
categoría. De este modo, ofrece cursos destinados aumentar las competencias de empleabilidad de sus
estudiantes a través de tres instancias de participación voluntaria. Un primer tipo, en marcha desde 2015,
corresponde a cursos semi-presenciales desarrollados en colaboración con Universia, los cuales contemplan
un total de 36 horas de formación (24 on-line y 12 presenciales), distribuidas en tres meses. Por otro lado se
ejecutan programas autogestionados por la Dirección de Formación y Empleo, que responden a
requerimientos específicos de las facultades o carreras de la Universidad. Y, adicionalmente, se llevan a cabo
jornadas de inserción a la práctica profesional (Coordinación de Vinculación con Titulados y Empleabilidad,
conversación personal, 2017).
A continuación se lleva a cabo un análisis comparado de la empleabilidad de las carreras de la
Universidad de La Frontera, las instituciones de la región, la zona sur y el país. Para esto, en primer lugar, se
exponen las cifras de titulación de las principales universidades de la región en los últimos años.
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