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Tema de tapa
cuatro
Los Simpson:
treinta años riéndose
de la humanidad
POR Agustina Zabaljáuregui
Wittgenstein dijo: “El humor no es una disposición del
ánimo, sino una visión del mundo”. Los Simpson es exactamente
eso, una mirada sobre la realidad. Más precisamente
una radiografía cínica de la cultura estadounidense y, como
consecuencia de la globalización, de la de casi todo Occidente.
Desde sus comienzos los Simpson mostraron cómo
una familia tipo podía ser absolutamente disfuncional en un
momento en que la televisión aún no terminaba de soltar
el modelo Ingalls. Por fin se pudo ver en la pantalla chica
a personajes, aunque caricaturizados, más cercanos a la
realidad que aquellos pioneros bonachones. Matt Groening
quiso retratar a la familia promedio estadounidense,
incluso desde su nombre. Simpson, en Estados Unidos, es un
apellido común como acá serían Gómez o Pérez. A su vez,
existen en el país del norte decenas de pueblos y ciudades
llamados Springfield. Los miembros de la familia Simpson
están inspirados en la familia de su creador. El propio Matt
vendría a ser Bart pero, para no ser tan obvio, decidió utilizar
un anagrama de brat (“mocoso”, en inglés). Y eso no es todo,
los ciudadanos de la Springfield de ficción tienen nombres de
calles de Portland, Oregon, de donde es oriundo Groening.
Su mirada sobre el mundo es tan aguda que resulta imposible
no identificarse con sus personajes.
Matt Groening tomó esa energía de contracultura que vino
de la mano del grunge a fines de los 80 y que tenía el espíritu
del punk de los 70. La idea del no future está presente
todo el tiempo, lo que cambia es la manera de expresarlo.
Mientras el punk lo hacía mediante la ira y la violencia, Los
Simpson utiliza el humor y el cinismo. El resultado, de más
está decirlo, fue un éxito absoluto. Ganó 31 premios Emmy,
en 1999 la revista Time lo declaró el mejor programa de televisión
del siglo XX, y nombró a Bart Simpson como uno de
los personajes más influyentes. El “d’oh” de Homero, (“ouch”
en la versión latinoamericana) fue incorporado al Oxford
English Dictionary, y su cantidad de capítulos al aire le dio
a Los Simpson el récord Guinness a la sitcom más larga del
mundo en 2009.
El programa ha conservado libertad creativa absoluta, una
verdadera revolución dentro de los contratos jacobinos que
son la norma en las cadenas televisivas. Por contrato, Fox no
puede dar ningún tipo de indicación sobre el argumento o la
edición ni ejercer ningún tipo de control. Algo que los creadores
han aprovechado al máximo, sobre todo para criticar
a la propia emisora. “Fox Noticias: no somos racistas, pero
somos los número uno apoyando a racistas”, esta leyenda
aparece en un capítulo en que un personaje está mirando
la televisión. Fox no pudo protestar, y además adquirió los
derechos de emisión hasta el 2082.
La historia de esta familia y la de todo Springfield fue una
revolución cultural que comenzó en 1987. Con el paso del
tiempo la calidad de los guiones fue bajando hasta convertirse
actualmente en una caricatura de lo que alguna vez fue. Homero
perdió ese costado sensible que lo hacía adorable a pesar
de ser un troglodita, y ahora en vez de reírse del mundo es una
burla de sí mismo. Esta baja en la calidad hizo que la emisión
perdiera la audiencia adolescente y adulta que tenía en sus
comienzos. De todos modos resulta imposible resistirse a las
maratones que ofrecen Fox y Telefé, más aún cuando se emiten
capítulos viejos. Gracias a una lectura muy profunda de la
sociedad, cada episodio logra atraer todo tipo de adeptos. Pixar
fue un gran aprendiz de Los Simpson en ese sentido, ya que
utiliza una similar variedad de capas de comprensión, logrando
que los más chicos se enganchen con el conflicto externo, el
más inmediato, y que los grandes se sientan conmovidos por
el conflicto interno de los personajes. Otra gran enseñanza
que Pixar tomó de Los Simpson es el uso de las referencias
culturales. Así, logran entablar un código único con el espectador
que capta la referencia sin dejar afuera al que no la capta.
Ese mágico equilibrio, preciso como un hechizo, fue la marca
registrada de Los Simpson desde sus comienzos. Podemos ver
una inmensa variedad de referencias culturales, entre ellas
a obras como Las enseñanzas de Don Juan, de Castaneda,
en el capítulo en que Homero tiene un viaje místico por el
desierto después de una competencia de ingesta de chiles; o
a El cuervo de Edgar Allan Poe, en un especial de Halloween
donde aparece un cuervo muy parecido a Bart y Homero recita
fragmentos del poema. Pero las referencias más frecuentes
son definitivamente las cinematográficas. Desde El globo rojo,
interpretada por Maggie, hasta Ciudadano Kane protagonizada
por el Señor Burns. Hay escenas citadas plano por plano,
como por ejemplo el asesinato en la bañadera de Psicosis,
recreado por Homero como Janet Leigh y Maggie como
Anthony Perkins.
Otra marca registrada de Los Simpson es la participación de
celebridades, con lo que suma un récord más, el del programa
con mayor cantidad de artistas invitados. Fueron muy
pocos los que se negaron a aparecer, y otros lo hicieron en
secreto. Elizabeth Taylor puso la voz para la primera
palabra de Maggie, Michael Jackson dobló a un personaje
que Homero conoce en un hospital psiquiátrico en el que
está internado por creerse ese cantante. Otras apariciones
cambiaron las reglas del programa, como la de Paul y Linda
McCartney, que aceptaron participar en el capítulo en que
Lisa se hace vegetariana con la condición de que el personaje
Crocodile Café
continuara siéndolo para siempre.
Los Simpson es el reflejo deforme de una humanidad que
se mira al espejo y ve una imagen perturbadora con extrañas
predicciones sobre el futuro, algunas de las más impresionantes
son la presidencia de Trump, las escuchas del gobierno
estadounidense que denunciara Snowden, la compra de Fox
por parte de Disney, el brote de ébola, y la gira mundial de
los Rolling Stones en 2016 (llamada Tour en silla de ruedas
en el capítulo correspondiente).
Los Simpson son personajes tan trascendentales que probablemente
dentro de algunas décadas los historiadores
tendrán como asignatura obligatoria mirar las primeras diez
temporadas del programa para entender la última década
del siglo XX
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