10.07.2018 Views

Quid74_Web

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

TV / SERIES<br />

Big Little Lies<br />

La serie de HBO se ha abierto camino merecidamente<br />

entre el público y la crítica, pues no solo se trata de una<br />

producción de alto nivel sino que además tiene tres atractivos<br />

especiales: un reparto acertadísimo, una narración<br />

impecable y una trama impactante, que descansa fundamentalmente<br />

en cuatro personajes femeninos a quienes<br />

acompañan unos interesantes pero algo desdibujados personajes<br />

masculinos. Big Little Lies nos presenta a cuatro<br />

mujeres que tienen que enfrentarse a la vida de diferentes<br />

formas. Así, Jane Chapman (Shailene Woodley) acaba<br />

de mudarse a Monterrey y huye de un pasado traumático;<br />

Madeline (Reese Witherspoon), en cambio, trata de<br />

ser la madre perfecta, pero para ello ha renunciado a una<br />

carrera propia, de la misma manera en que lo ha hecho<br />

Celeste (Nicole Kidman). Mucho más independientes<br />

son Bonnie (Zoë Kravitz) y Renata (Laura Dern),<br />

pues las dos tienen un espíritu emprendedor, aunque<br />

desde perspectivas casi opuestas. Si bien Madeline lleva<br />

casi todo el peso de la trama, Celeste va cobrando mayor<br />

protagonismo: Nicole Kidman compone un personaje<br />

duro y complejo, quizás el que más evoluciona. Era claro<br />

que el enigma en el centro de Big Little Lies era lo menos<br />

interesante en la ficción escrita por David E. Kelley,<br />

pero sorprende gratamente el descubrir que su resolución<br />

es cualquier cosa menos “de manual”. Su adaptación del<br />

best seller de Liane Moriartry traslada la historia, que<br />

originalmente sucede en Australia, a la costa californiana<br />

de Monterrey. Puede que no vivamos allí y que nuestras<br />

casas no se parezcan a las de esas mujeres, pero lo cierto<br />

es que nuestras relaciones no son tan diferentes. Con tan<br />

solo una temporada, esta producción ya se ha vuelto de<br />

culto por contener un retrato de la violencia intrafamiliar<br />

pocas veces visto.<br />

The Fosters<br />

POR LAURA BERTI<br />

Esta serie también ha sido muy bien aceptada por la crítica<br />

y la audiencia, pues desde el minuto cero propone una<br />

alternativa. La protagonista, Callie (Maia Mitchell),<br />

es una adolescente un poco delincuente y muy protectora<br />

de su hermano, que sale de una prisión juvenil para ir a su<br />

enésima casa de acogida, la de los Foster. Esa nueva familia<br />

está compuesta por una pareja de lesbianas (Teri Polo y<br />

Sherri Saum) con tres hijos: el mayor, Brandon (David<br />

Lambert), fruto de un matrimonio anterior de una de las<br />

madres; y los otros dos, mellizos latinos adoptados, Jesús y<br />

Mariana (Jake T. Austin y Cierra Ramírez). En cada<br />

episodio se introducen temas de la realidad del siglo XXI,<br />

con una naturalidad difícil de encontrar en televisión. Muchas<br />

ficciones han tenido la misión de retratar la sociedad y<br />

despertar cierta crítica social, pero este caso, por el contrario,<br />

es un llamado a la tolerancia. Si bien refleja las injusticias<br />

cometidas sobre “marginados sociales”, casi toda la<br />

trama gira en torno a la idea de que la familia no es solo de<br />

sangre, que el amor se manifiesta en múltiples formas y que<br />

ayudar a quien lo necesita tiene su recompensa. The Fosters<br />

terminará en 2018, en su quinta temporada, y el final hará<br />

las veces de introducción para su spin-off.<br />

Música<br />

alternativa<br />

La Charo<br />

reviviendo voces<br />

POR Agustina Zabaljáuregui<br />

La Charo es el primer trabajo solista de Charo Bogarín,<br />

la multifacética artista formoseña conocida por ser la mitad<br />

del dúo Tonolec, que desde hace trece años mezcla folklore<br />

argentino y música electrónica. Charo no solo es compositora,<br />

cantante y actriz, también se dedica a investigar la música<br />

folklórica y a difundirla con su particular tono de voz. “Mi<br />

trabajo con la música es antropológico, me gusta investigar<br />

culturas, conocerlas y darlas a conocer para que los argentinos<br />

nos interioricemos en nuestra historia. Una historia que no<br />

comenzó en los barcos”, nos cuenta. Pero el afán por mantener<br />

esas melodías fuera de las garras del olvido y en los oídos del<br />

presente es también, para Charo, una forma de contacto con<br />

su propia identidad. “Descubrí que tenía una identidad oculta.<br />

Me enteré de que en la zona del Guayra, donde se ubicaba<br />

este subgrupo de los guaraníes, vivía mi tatarabuelo, el cacique<br />

Guayraré. Su hija, Flor Guayraré, se mezcló con un criollo y<br />

ahí comenzó el mestizaje. Yo soy la tercera generación, vendría<br />

a ser como una princesita Guayraré”, resume con entusiasmo.<br />

En este disco Charo extiende su territorio, viaja por Latinoamérica<br />

y suma voces e historias de mujeres que se aúnan con la<br />

suya. Como por arte de magia el sonido confluye en un mismo<br />

río formando una sola voz, una sola mujer y una sola tierra.<br />

El primer tema nos pone de cara al origen: “Sumaj Pachamama”<br />

es un canto en lengua quechua compuesto por la boliviana<br />

Luzmila Carpio. Entre otras melodías rescatadas en el disco<br />

se encuentra el maravilloso lamento de la mexicana Lhasa<br />

De Sela, “Por eso me quedo”. También hay un hallazgo de la<br />

compositora y folcloróloga tucumana Leda Valladares. La<br />

canción se llama “Dueño no tengo”, y es una fotografía musical<br />

y nostálgica del paisaje y la soledad del norte argentino. Charo<br />

no sólo rescata voces femeninas sino también historias. En<br />

“Quiela”, un tema de su autoría, cuenta la vida de Angelina<br />

Beloff, una pintora rusa que fue la primera mujer de Diego<br />

Rivera. Juntos vivieron en Montparnasse durante quince<br />

años, tuvieron un hijo que falleció de pequeño debido a una<br />

enfermedad respiratoria, y finalmente el pintor la abandonó<br />

para volver a su México natal, donde conocería a Frida.<br />

Charo también comparte un fragmento de su propia historia<br />

en la canción “En mi voz de paloma”, allí su padre y su madre<br />

entablan un diálogo imaginario acerca del sueño de una<br />

patria grande unida por un canto libertario y un profundo<br />

clamor popular. Su padre, Pancho Bogarín, fue congresal<br />

nacional de la provincia de Formosa y fue desaparecido por<br />

la junta militar de Videla, razón por la cual Charo tuvo que<br />

mudarse a Chaco junto a su hermana y su madre.<br />

Charo Bogarín despierta en La Charo fantasmas y relatos<br />

que parecían olvidados, y los atraviesa con su propia identidad.<br />

Por momentos parece un trabajo arqueológico, donde se<br />

mezclan lo ancestral y lo moderno, el homenaje y la creación,<br />

logrando así que corran melodías por las venas de la tierra<br />

50 51

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!