_Quien le hacia la cena a Adam - Katrine Marcal
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eal <strong>la</strong>s cosas son infinitamente más comp<strong>le</strong>jas. ¿Cómo puede alguien tener<br />
una visión de conjunto de todas <strong>la</strong>s opciones posib<strong>le</strong>s, que <strong>le</strong> permita sopesar<br />
unas frente a otras para efectuar unos cálculos lógicos que maximicen su<br />
beneficio?<br />
¿Somos siquiera capaces de ser como el hombre económico?<br />
La famosa objeción del economista neoliberal Milton Friedman a este tipo<br />
de crítica tomó como referencia el mundo del bil<strong>la</strong>r.[7] Imaginemos un<br />
jugador de bil<strong>la</strong>r experto. No necesariamente conoce <strong>la</strong>s <strong>le</strong>yes de <strong>la</strong> física,<br />
pero actúa como si <strong>la</strong>s conociera. Y eso es todo lo que necesitamos saber.<br />
Porque podemos predecir su comportamiento mediante <strong>la</strong> creación de un<br />
modelo; un modelo en el que se supone que el jugador de bil<strong>la</strong>r conoce <strong>la</strong>s<br />
<strong>le</strong>yes de <strong>la</strong> física. Puede que no sea cierto. Pero el modelo acertará de todos<br />
modos, porque, al fin y al cabo, el jugador de bil<strong>la</strong>r actúa como si conociera<br />
dichas <strong>le</strong>yes.<br />
En otras pa<strong>la</strong>bras, los seres humanos puede que no sean como el hombre<br />
económico, pero, según Friedman, actúan como si lo fueran. Por lo tanto, un<br />
modelo basado en el hombre económico es capaz de predecir lo que <strong>la</strong> gente<br />
va a hacer y, por lo tanto, lo que sucede en <strong>la</strong> economía.<br />
Según este razonamiento, los economistas no deben ser juzgados por lo<br />
exacta que sea su visión de <strong>la</strong> humanidad, sino por lo mucho o lo poco que<br />
sus conclusiones coincidan con lo que <strong>la</strong> gente hace de facto en el mercado.<br />
Sin embargo, en honor a <strong>la</strong> verdad, predecir el comportamiento del<br />
mercado no es algo en lo que <strong>la</strong> economía haya tenido demasiado éxito.<br />
Cuando se desató <strong>la</strong> crisis financiera en el otoño de 2008, <strong>la</strong> reina Isabel II<br />
visitó <strong>la</strong> London School of Economics. Los expertos allí reunidos<br />
describieron el desastre en curso. La reina se mostró sorprendida. «¿Por qué<br />
nadie vio venir <strong>la</strong> crisis?», preguntó. Era una buena pregunta.<br />
Dios creó a los economistas para dar a los astrólogos una mejor reputación,