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_Quien le hacia la cena a Adam - Katrine Marcal

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l<strong>la</strong>mado «bono Bowie». El tiempo era oro y el oro, tiempo. Y, por lo visto,<br />

era posib<strong>le</strong> sacar partido a esta re<strong>la</strong>ción, exprimir<strong>la</strong> al máximo.<br />

Bowie vendió sus ingresos futuros por toda <strong>la</strong> música que ya había<br />

compuesto y grabado. <strong>Quien</strong> compraba los «bonos Bowie» obtenía una<br />

participación perpetua en los derechos de autor de <strong>la</strong> estrel<strong>la</strong>; como<br />

contrapartida, David Bowie pudo disponer inmediatamente de 55 millones de<br />

dó<strong>la</strong>res.<br />

Ya no iba a recibir un flujo constante de dinero año tras año, pero a cambio<br />

tenía mucho de golpe.<br />

No solo los artistas, sino también los bancos estadounidenses, comenzaron<br />

a <strong>la</strong> sazón a pensar de forma simi<strong>la</strong>r. Al igual que Bowie esperaba ingresar<br />

millones poco a poco, a lo <strong>la</strong>rgo de varias décadas, los bancos habían<br />

prestado millones a personas para que se comprasen <strong>la</strong> casa. Ese dinero <strong>le</strong>s<br />

era devuelto poco a poco, mientras <strong>la</strong>s familias pagaban sus préstamos.<br />

¿Por qué entonces no vender esos préstamos, al igual que Bowie había<br />

vendido sus ingresos por derechos de autor?<br />

Un banco, por ejemplo, prestaba cien mil dó<strong>la</strong>res a diez mil familias<br />

estadounidenses. Eso hacían mil millones de dó<strong>la</strong>res, que el banco esperaba<br />

recuperar durante los siguientes veinticinco años. Ahora, el banco firmaba un<br />

documento que decía que quien lo poseyera tendría derecho al dinero de esos<br />

préstamos. El banco vendía el papel a otra persona (por ejemplo, a un fondo<br />

de pensiones) y, como por arte de magia, recuperaba de inmediato mil<br />

jugosos millones de dó<strong>la</strong>res que podía de nuevo prestar a otras cien mil<br />

familias.<br />

Era algo mágico. Prestas mil millones, vendes el préstamo y tienes otros<br />

mil millones. Pero lo único que en realidad has vendido es un montón de<br />

deudas. Más dinero. Menos riesgo. Todo el mundo gana. El nuevo enfoque<br />

cambió por comp<strong>le</strong>to <strong>la</strong>s operaciones de muchos bancos. El prob<strong>le</strong>ma, por

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