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Los surcos del progreso<br />
El Salvador es uno de los pocos países de América <strong>La</strong>tina <strong>que</strong><br />
cimentó su república en el agro por más de 150 años. El café y la<br />
caña de azúcar, introducidos durante la República, son los padres<br />
de este desarrollo agrícola y su devenir industrial. Sus productores<br />
han tenido la capacidad de adaptarse a las transformaciones<br />
económicas y tecnológicas mundiales para sostener su producción<br />
y continuar en el tiempo como pilares de desarrollo nacional. En<br />
los últimos años, ambas agroindustrias han buscado formas de<br />
producción más amigables con el medio ambiente.<br />
Los cultivos de subsistencia o gra<strong>nos</strong> básicos aparecen en nuestro<br />
paisaje en todos los escenarios, desde la siembra familiar hasta<br />
los grandes campos y son la base de la dieta nacional. En todo<br />
el país, el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria (CENTA)<br />
ha recogido en su banco de germoplasma más de 500 accesiones<br />
o muestras de frijol, maíz y maicillo o sorgo criollo, <strong>que</strong> varían de<br />
morfología, colores, tiempo de cultivo y sabor, lo cual sostiene la<br />
ri<strong>que</strong>za y diversidad en el suelo nacional. Sin embargo, para el<br />
consumo de la canasta básica solo se destina una variable de cada<br />
cultivo. Es aquí donde nuestra ri<strong>que</strong>za natural y cultural corre el<br />
risgo de limitar la nutrición volviendo monótona la dieta básica<br />
salvadoreña. <strong>La</strong> reducción de la variedad de cultivos obedece a<br />
razones económicas de producción o climatológicas. Sin embargo,<br />
el banco de germoplasma guarda semillas y hierbas con proyección<br />
a la sostenibilidad alimentaria. Cada vez más las investigaciones<br />
indican <strong>que</strong> los cultivos nativos -o autócto<strong>nos</strong>- resisten mejor al<br />
estrés hídrico y al cambio climático.<br />
<strong>La</strong> naturaleza, en un país como el nuestro, no puede mirarse solo<br />
desde el paisaje contemplativo y el asombro de la exuberancia.<br />
Debe abordarse desde la ciencia, la técnica para el futuro. <strong>La</strong><br />
experiencia actual confirma <strong>que</strong> el agro salvadoreño busca el<br />
camino hacia la sostenibilidad ambiental a partir de diversas<br />
alternativas: desde la producción de tecnologías limpias hasta la<br />
diversificación de cultivos en el mismo suelo para nutrir la <strong>tierra</strong>.<br />
Cada año, desaparecen alrededor de 13 mil hectáreas de bos<strong>que</strong><br />
en el país, por lo <strong>que</strong> el bos<strong>que</strong> cafetero se está convirtiendo en<br />
uno de los espacios de mayor importancia para la conservación de<br />
aguas subterráneas. Los reductos de suelo agrícola son espacios<br />
de refugio natural y del futuro de la industria depende lograr el<br />
equilibrio entre desarrollo y conservación.<br />
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