Revista Central

El puerto de Mar del Plata cerró un 2018 con luces
y sombras a partir del dispar movimiento que
registraron algunos indicadores que reejan la
actividad portuaria en uno de los principales
puertos bonaerenses.
Por un lado el achatamiento de la industria
pesquera queda en evidencia al momento de
contabilizar los desembarques que la ota que
opera desde el puerto local aportó al circuito
productivo instalado en tierra.
Si bien todavía no estaban cerrados los números
ociales al momento de redactar esta columna, las
descargas de pescados, moluscos y mariscos en el
puerto de Mar del Plata registraba una caída del
13% en relación al 2017.
Puesto en toneladas, la cifra representa alrededor
de 50 mil toneladas menos. La caída en la evolución
de las descargas es más evidente cuando se toma
un período mayor de tiempo. En cuatro años el
puerto de la ciudad recibió un 25% menos de
descargas; unas 100 mil toneladas que afectaron el
trabajo cotidiano de cientos de estibadores y miles
de obreros del pescado.
En este contexto, el desarrollo logístico que
impulsa TC2 desde el muelle de ultramar y sus
plazoletas de contenedores, parece constituir el
único brote verde que puede mostrar el sector
portuario de la ciudad.
De acuerdo a estadísticas propias, el año pasado se
removieron 17400 TEU entre importaciones y
exportaciones. El TEU es una unidad de medida
que se utiliza en el comercio exterior y reere a que
un contenedor de 20 pies, representa 1 TEU. Uno de
40 pies, como los que se utilizan para la carga
refrigerada, 2 TEU.
Los números, en TEU o en contenedores, representan
un incremento de casi el 10% en relación al año
pasado, cuando se removieron 15945. Medido en
toneladas, el año pasado se removieron 115.882
contra 107.473 toneladas en el 2017.
Los números demuestran que las empresas locales
y regionales siguen apostando por el desarrollo
logístico desde el puerto donde han instalado sus
instalaciones productivas. Y no sólo las que exportan
sus productos al mundo sino también las
importadoras. El año pasado la carga importada
que llegó a Mar del Plata tuvo un crecimiento de
más del 150% en relación al 2017.
La inversión que realizó TC2 en mejorar su infraestructura
de servicios para recibir estas importaciones
y desconsolidarlas en un predio propio para
generar más trabajo en sectores del transporte y la
estiba principalmente, no fue acompañada por
todos lamentablemente. Desde distintos sectores
persisten en ponerle trabas y obstáculos al desarrollo
del comercio exterior desde el puerto local.
Y las empresas apuestan a operar por Mar del Plata
no sólo porque el puerto se mantiene dragado y en
condiciones operativas –que es lo mínimo que
debe garantizar un puerto, aunque en Mar del Plata
lamentablemente ha sufrido problemas por falta
de calado que se prolongaron durante casi 3 años-,
sino porque las navieras encuentran en TC2 un
operador conable y eciente de la carga y porque
desde la propia Terminal de Contenedores, casi en
soledad, se viene desarrollando un trabajo de
hormiga para promocionar el puerto y exhibir sus
ventajas y potencialidades.
Trabajo que en este 2018 que acabamos de despedir,
ha dado sus frutos.
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