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REVISTA MUNDO PLURAL MAYO

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Geopolítica<br />

La geopolítica no cumple cuarentenas<br />

Desde hace ya varias semanas, la pandemia<br />

domina las noticias mundiales. Pocos acontecimientos<br />

durante el último medio siglo han<br />

concentrado tanto la atención y la preocupación<br />

de la casi totalidad de los países. Salvando<br />

las diferencias en relación con el tipo de<br />

fenómeno y sus efectos a escala global que<br />

implica el Covid-19, tal vez solo el derrumbe<br />

de la Unión Soviética en 1991 y, sobre todo,<br />

los ataques terroristas perpetrados en Estados<br />

Unidos en 2001, fueron los acontecimientos<br />

que más se acercan a semejante grado de interés<br />

e inquietud.<br />

Sin embargo, si bien el mundo se “viralizó” en<br />

el verdadero sentido de este término, y aún no<br />

sabemos qué podría pasar con el peligroso<br />

patógeno que ha dejado docenas de miles de<br />

muertos, los acontecimientos de orden geopolítico<br />

no se paralizaron; más todavía, algunos<br />

de ellos sufrieron una aceleración, por caso, el<br />

que tiene (nada más y nada menos) que a<br />

China y Estados Unidos como protagonistas.<br />

Es cierto que se registra cierta reducción de<br />

fricciones en algunas zonas del planeta como<br />

consecuencia de la enfermedad altamente<br />

contagiosa, por ejemplo, en la relación tensa<br />

entre Colombia y Venezuela, la frontera más<br />

turbulenta de América Latina, o entre algunos<br />

Estados árabes. Pero en otros casos, la actividad<br />

relacionada con lograr márgenes o ganancias<br />

de poder ha continuado. Veamos brevemente<br />

algunos de ellos.<br />

La OTAN ha reducido sus maniobras militares,<br />

pero hace poco tiempo incorporó a un nuevo<br />

miembro: Macedonia del Norte, un país de los<br />

Balcanes que esperaba ser parte del dispositivo<br />

político militar atlanto-occidental. Con esta<br />

inclusión, la Alianza Atlántica terminó casi por<br />

proyectar la totalidad de su presencia a una<br />

región siempre particular de Europa, y colocar<br />

a Serbia, un aliado de Rusia, en una situación<br />

de aislamiento y vigilante contención, para utilizar<br />

términos de un gran diplomático estadounidense.<br />

Como bien advierte el especialista<br />

Alexandr Sofónov, el cerco se cerraría si un<br />

día Bosnia se convierte en miembro de la<br />

OTAN.<br />

En estos términos, la geopolítica occidental<br />

para un mundo que ya no es continúa remarcando<br />

diferencias ideológicas-estratégicas entre<br />

“ellos y nosotros”, es decir, aquellos actores<br />

que son peligrosos para la estabilidad entre<br />

Estados, y aquellos que son los únicos garantes<br />

o salvadores globales de la misma.<br />

Por otro lado, aunque desde la misma realidad<br />

geopolítica, recientemente Estados Unidos<br />

y Dinamarca llegaron a un acuerdo de inversión<br />

para proyectos a ser llevados adelante<br />

en Groenlandia, territorio autónomo perteneciente<br />

a la corona danesa.<br />

Dicho acuerdo permite a Washington (que ha<br />

ofrecido comprar Groenlandia) continuar con<br />

su enfoque político-territorial cuyo propósito es<br />

afirmar su presencia en este territorio atlantoártico.<br />

De esta manera, se posiciona a la vez<br />

que se proyecta sobre un escenario del mundo<br />

que concentra cada vez más atención y<br />

acción: la gran plaza del Ártico, un territorio<br />

tan grande como la superficie de Rusia que se<br />

extiende desde el norte de Canadá hasta el<br />

Océano Glaciar Ártico.<br />

Varios actores proyectan interés allí, incluidos,<br />

aparte de Estados Unidos, Rusia, que ha<br />

reactivado bases en el Ártico, desarrolla el<br />

“Proyecto Iceberg para la explotación de recursos,<br />

y construye puertos al norte de su territorio<br />

considerando que allí, debido al cambio<br />

climático, se configurará una vía comercial<br />

de escala; y China, que vislumbra allí una<br />

“Ruta Polar de la Seda”, según se desprende<br />

del documento presentado en 2018, “Política<br />

China para el Ártico”.<br />

Volviendo a Estados Unidos, el acuerdo con<br />

Dinamarca podría implicar una cuña en la relación<br />

con Europa, considerando las tendencias<br />

en algunos miembros de la UE de<br />

“moderar” la dependencia estratégica con Washington.<br />

Si el mundo que viene implica nuevas<br />

configuraciones geopolíticas en clave china,<br />

sería un desacierto para Estados Unidos,<br />

según expertos geopolíticos de este país, permitir<br />

que los socios europeos adopten cursos<br />

independientes que puedan incluso llegar a<br />

romper lazos con aquel.

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