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Geopolítica<br />
Eterno resplandor de una mente sin recuerdos<br />
“Solo una crisis - real o percibida - da lugar a<br />
un cambio verdadero”, afirmaba Milton Friedman<br />
en el prefacio a la reedición de 1982<br />
de Capitalismo y libertad. Mientras habrá<br />
tiempo para discutir el verdadero origen del<br />
‘virus chino’, como indica Mr. Donald Trump,<br />
es momento de mirar hacia adelante. Y la mejor<br />
forma de anticipar el futuro, como ha sido<br />
siempre, es comprender y analizar lo ocurrido<br />
en el pasado. Porque mientras el proteccionismo<br />
y las guerras mundiales derivaron en la<br />
creación de la carta de derechos de la ONU y<br />
los Organismos Trasnacionales, o la crisis del<br />
2008 conllevó a un mayor control de los flujos<br />
financieros a nivel global, seguramente el coronavirus<br />
obligará a los Estados a encontrarse<br />
mejor preparados ante una potencial futura<br />
pandemia.<br />
Al día de hoy observamos impávidos voluminosos<br />
paquetes fiscales, garantías de créditos<br />
y reducciones de tasas a través de la inyección<br />
de recursos de las mayoría languidecidas<br />
arcas estatales en todo el planeta; por ende, si<br />
hay algo que aprendimos es que el día después<br />
nos refuerza que es mejor prevenir que<br />
curar. Que el no producir los elementos de salubridad,<br />
con la capacitación adecuada por el<br />
tan mentado ‘capital humano’, es sinónimo de<br />
dependencia y mendicidad; en este sentido, la<br />
heterogeneidad estructural representada en<br />
los viejos paradigmas de desarrollo y subdesarrollo<br />
encuentran formas donde la inequidad<br />
productiva, institucional y social se conjugan<br />
en cada rincón del planeta.<br />
Que tampoco hay margen para con un endeudamiento<br />
descontrolado, dado que ante la<br />
complejidad del mundo en que vivimos, nos<br />
tenemos que encontrar siempre erguidos en<br />
nuestro posicionamiento diplomático. Los Estados<br />
no perecen, de la crisis económica siempre<br />
puede salir – con enormes costos sociales,<br />
por supuesto -, pero los pueblos como conjunto<br />
suelen resistir y la geopolítica prevalece a lo<br />
largo del tiempo. Lo entiende y lo maneja al<br />
dedillo el presidente Vladimir Putin, que prefiere<br />
perder dinero poniendo un barril de crudo<br />
más barato, con el mero objetivo de poner de<br />
rodillas al Shale Oil estadounidense en medio<br />
de una crisis sanitaria y de letalidad sin precedentes.<br />
Aquí se torna necesario insistir nuevamente en<br />
la protección y conquista de los recursos naturales<br />
estratégicos. En un mundo que no se va<br />
a cerrar totalmente, pero donde los resquemores<br />
proteccionistas van a resurgir en su arista<br />
economicista – ya desde la perspectiva geopolítica<br />
el multilateralismo agresivo se viene<br />
desarrollando fuertemente desde principios del<br />
corriente siglo -, con importantes consecuencias<br />
para la macroeconomía global. Y no solo<br />
me estoy refiriendo a los potencialmente lógicos<br />
aranceles fitosanitarios; sino, y principalmente,<br />
a aquellas lógicas de mancomunidad<br />
financiera internacional que quedarán heridas<br />
de muerte. Sino pregúntenles a los<br />
‘irresponsables’ italianos, que ni en estos tiempos<br />
de pandemia han tenido la piedad de sus<br />
socios comunitarios de los Países Bajos, quienes<br />
le reclaman por su falta de eficacia macroeconómica<br />
y se niegan a aprobar la ayuda de<br />
rescate de la Unión Europea.<br />
Más aún, la ausencia de coordinación global<br />
no es solo europea o pertenece exclusivamente<br />
al escenario de la estatalidad. Desnuda una<br />
realidad que ya hace tiempo se visualiza tras<br />
bambalinas en la arena internacional: las Organizaciones<br />
Trasnacionales son, siendo generosos,<br />
al menos ‘tibias’ a la hora de reaccionar<br />
ante contextos de real complejidad. Cuando<br />
se habla de pandemias, refugiados o miseria<br />
extrema, solo proveen las ‘caricias’ permitidas<br />
por los actores estatales que los financian<br />
y están dispuestos a involucrarse verdaderamente<br />
en la ayuda fronteras afuera por las<br />
causas más nobles – lo cual es inversamente<br />
proporcional al incremento de la crispación interestatal<br />
-; en definitiva, solo mantienen su<br />
careta post-segunda guerra mundial ‘pour la<br />
galerie’.<br />
En términos del dilema financiero - el cual, con<br />
vida propia no cambiará su lógica depredadora<br />
y oportunista -, el desacople mayor se observará<br />
en las cadenas de producción global de la