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Revisa tus intenciones. ¿Por qué quieres utilizar las técnicas del coaching? Si el menor asomo de ego acompaña tu motivación, desiste.
Experimentar y observar un proceso de coaching eficaz es algo maravilloso, pero no es un espectáculo de circo, y el objetivo siempre debe ser el de
facilitar el resultado correcto a la otra persona.
No recomiendes nada para lo cual no te sientas capacitado. ¿Sabes identificar cuándo algo va más allá de tus capacidades? Por ejemplo, si
alguien menciona que a veces tiene inclinaciones suicidas y esta situación va más allá del espectro de tus conocimientos, explícale que necesita otro tipo
de asistencia y que más bien pueden utilizar las técnicas del coaching para explorar otras opciones de ayuda, como la ayuda psicológica. ¿Tienes
contacto con especialistas que puedan ayudar en un caso así?
Permite que la otra persona encuentre respuestas propias. ¿Tienes claro que tu papel no es apadrinar ni aconsejar, aunque veas el mejor
curso de acción en una determinada situación? Tu papel es ayudar a quien está estancado a generar opciones, no presentar tus sugerencias como las
mejores; la otra persona debe tomar decisiones propias y tú sólo debes ayudarle a ver las posibilidades que tiene a su disposición. ¿Tienes claro que tu
papel es esforzarte por construir la seguridad en los demás, sin fomentar dependencia de ti?
Mantente informado de los desarrollos del coaching. Si eliges convertirte en un coach profesional o incorporar activamente el coaching en tu
trabajo, debes seguir un código ético. Encontrarás más información sobre este asunto en el apéndice.
Comienza a aplicar el coaching
¿Cómo empiezas a emplear las habilidades que has adquirido? A veces los puntos de partida más obvios pueden ser los más difíciles. Esta sección arroja
algunas luces sobre cómo ofrecer coaching informal a otras personas.
El coaching con familiares y amigos
Si integras tus habilidades para el coaching a tu vida y las expresas con tu comportamiento, puedes mejorar significativamente la calidad de tus relaciones con
tus seres queridos. Y si ellos están en un proceso similar al tuyo y se muestran dispuestos a trabajar contigo, pueden ser excelentes compañeros de coaching y
pueden proporcionarte apoyo a medida que ensayas ideas y técnicas.
No obstante, también es posible que encuentres una fuerte resistencia al buscar el acercamiento mediante el coaching con tus seres queridos, precisamente
porque son muy cercanos y existen patrones preestablecidos de comportamiento. Si consideras que podrías involucrarte emocionalmente con tus familiares y
amigos durante el coaching (a menudo es difícil no hacerlo), te sugiero que busques otras alternativas. Tal vez alguien que esté haciendo coaching contigo
pueda trabajar con los miembros de tu familia, en lugar de hacerlo tú. Los siguientes principios te ayudarán a integrar el coaching en tu vida personal y familiar:
Escucha atentamente antes de actuar. De toda la gente con la cual te comunicas, es posible que escuches con menos atención a tu familia y a
tus amigos. Te sorprenderá lo que oigas y aprendas de ellos cuando se acostumbren al nuevo tú, que ahora se abstiene de dar consejos, aunque sean
bienintencionados, y que deja a los demás encontrar sus propias soluciones en un ambiente de calma.
Abstente de juzgar. Es tentador correr a arreglar los problemas ajenos y ser crítico o indulgente. Para ayudar a tus seres queridos a caminar en la
dirección correcta, adquiere el hábito de preguntar qué impacto tendría una determinada decisión o alternativa. Has de usar un lenguaje que coincida
con la forma habitual de comunicarse en tu familia. Insta a tus familiares a ser objetivos y a pensar en las consecuencias, buenas y malas, de escoger un
determinado camino. Usa con cautela tus preguntas importantes (capítulo 7) y permanece alerta a los signos que indiquen que un familiar o un amigo
necesita un coach profesional u otra ayuda más específica.
Sé un discreto modelo. Tú no eres un santo, un mártir ni el próximo gurú. Eres un ser humano con potencial y talento, pero también con
imperfecciones. No te coloques por encima de los demás, como si hubieras alcanzado la cima de una montaña que nadie hubiera escalado jamás. No
olvides que desconoces el terreno ajeno. Un coach natural acepta con modestia que su papel es facilitar el cambio y que éste solamente es posible
cuando llega el momento adecuado. No tienes que parecer perfecto ante tus seres queridos para demostrarles los beneficios del coaching. Sin embargo,
sí debes mostrarte deseoso de seguir adelante con tu propio proceso a pesar de los retrocesos y períodos de poca motivación. El doctor David
Hawkins, psiquiatra y escritor de filosofía espiritual, dice: “Cambiamos el mundo no por lo que decimos o hacemos, sino como consecuencia de aquello
en lo que nos hemos convertido”.
El coaching en el trabajo
Puedes adoptar en el trabajo cualquiera de las técnicas de coaching que se mencionan en este libro, ya seas el director o sólo un miembro más del equipo. Si
el coaching no forma parte de tus responsabilidades laborales, las mismas orientaciones que utilizas con tu familia y tus amigos suelen ser apropiadas para el
coaching en el trabajo (véase la sección anterior).
A continuación encuentras algunas áreas en las que puedes aplicar tus habilidades para el coaching:
Piensa en las reuniones que tienen lugar en tu trabajo. ¿Qué oportunidades tienes de contribuir durante ellas con preguntas de coaching y buenas
dosis de objetividad?
Considera cómo puedes estimular el sentido de la responsabilidad en el trabajo para evitar que las metas laborales sean impuestas.
Identifica a los que están haciendo bien su trabajo y ayúdales a ver qué los convierte en empleados exitosos. Con frecuencia la gente piensa
demasiado en los errores que comete y da por sentados sus logros. Como coach natural puedes ayudarles a tus colegas a ver qué factores contribuyen
a alcanzar el éxito.
Piensa en ti como “líder y como coach”. Un coach natural sigue instrucciones y también lidera, y puede hacer de ello el sello de su liderazgo. Así
que mira a tu alrededor en busca de ejemplos discretos pero importantes de buen rendimiento, reconócelos y estimúlalos.