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al finalizar el hotel construyese frente a este una nueva vivienda<br />
que sería su domicilio junto a su familia, facilitándole el terreno<br />
y el material para la obra, sugiriendo en esa oportunidad que su señora<br />
Lola Tarter de Touriño actuase en las tareas de enfermería en la sala<br />
médica que se construiría a unos 200 metros en una calle transversal.<br />
Al aceptar la joven señora esta nueva tarea, pasó a ser la primera<br />
enfermera en el pueblo, asistiendo en esa oportunidad al Dr. José<br />
M. Kyle (argentino de ascendencia irlandesa). «Doña Lola», como se la<br />
recuerda aún hoy en el pueblo, fue excepcional por su responsabilidad<br />
y dedicación, tanto que posteriormente abrió en su propia casa una sala<br />
de partos donde el médico podía atender mejor que en sus domicilios<br />
particulares, realizando esta tarea por más de sesenta años, facilitando<br />
el trabajo médico de obstetricia desde el Dr. Kyle y entre otros al Dr. Juan<br />
A. Muchada, José Salisburi y por último al Dr. E. Luis García Díaz, todos<br />
estos profesionales muy queridos y recordados hasta nuestros días.<br />
Durante todas estas décadas de apogeo, <strong>Conchillas</strong> vivió con<br />
una independencia casi absoluta de Montevideo y con una cercanía<br />
muy evidente con Buenos Aires y también con Inglaterra. La firma<br />
C. H. Walker & Co. tenía, por ejemplo, un contacto muy fluido<br />
con el territorio anglosajón a través del telégrafo. El pueblo también<br />
llegó a tener un consulado argentino y sobre la década de 1920<br />
funcionaban los vapores El Luna, Viena y Carmelo, que hacían<br />
la ruta Buenos Aires-Colonia-<strong>Conchillas</strong>-Carmelo.<br />
El artículo de la revista Arquitectura explica esta autosuficiencia<br />
de la siguiente manera:<br />
Si bien la empresa Walker contó con la anuencia del gobierno uruguayo,<br />
la existencia de <strong>Conchillas</strong> fue casi desconocida en este país debido al<br />
escaso desarrollo de las comunicaciones de la época y probablemente<br />
al hecho de que las autoridades creyeron que el poblado duraría el corto<br />
tiempo que el contrato de obras con Argentina exigía.<br />
Uno de los momentos en que el gobierno nacional decidió acercarse<br />
a la zona es durante la I Guerra Mundial, cuando las actividades<br />
en las canteras se detuvieron. Los relatos que se fueron<br />
transmitiendo de boca en boca dicen que las obras en Buenos Aires<br />
se paralizaron debido al contexto internacional. Para calmar<br />
a la población, el presidente de la República llegó al Hotel <strong>Conchillas</strong><br />
y desde el balcón dio un mensaje para los obreros que, abajo,<br />
aguardaban que alguien les diera una señal de cómo sería su futuro.<br />
Todo indica que, al llegar la guerra a su fin, las obras en Buenos<br />
Aires se reanudaron. <strong>Conchillas</strong> volvió a la normalidad y al poquito<br />
tiempo se ubicó a la vanguardia del interior de Uruguay. Durante<br />
los primeros años de la década de 1920 los ingleses llevaron la luz.<br />
Según el testimonio oral, la energía se generaba mediante un motor<br />
que primero fue a carbón y después a combustible.<br />
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