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ANIMALES Y SOCIEDAD 5-2

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Uma y Tomy. Archivo personal de Natalia Rincón

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antes de tiempo, donde se obliga a los

machos a montar hembras una y otra

vez, donde los cachorros son vendidos

enfermos, hacinados, etc. Situaciones

que nos ocultan para que compremos

animales sin ser conscientes de todo

lo que hay detrás, del sufrimiento y

explotación a la que estamos contribuyendo

sin quererlo; nos los venden

como si fueran objetos. Un dinero que

podemos usar en rescatar y adoptar

animales, cuya vida, muchas veces,

depende de ello.

ren. No todos los hogares son idóneos

para adoptar, y no siempre los animales

son acogidos por las razones

correctas o más beneficiosas para ese

animal. Frecuentemente, perros/as

son comprados o adoptados para ser

“alarmas” en los patios o en terrazas,

como cazadores, cuidadores de ganado,

juguetes vivos para niños y niñas,

o como negocios caseros para sacarles

crías una y otra vez 1 . Y aún más grave,

continuamente sabemos de casos de

personas que usan, explotan, matan,

1

Por no mencionar cómo se enjaulan pájaros

por su canto, o se compran gatos/as para alejar

de la casa a los ratones —o porque “no hay que

sacarlos” o son más independientes—, cómo se

confinan peces en acuarios diminutos porque

son decorativos, o se comercian “animales exóticos”

por excentricismo y poder económico.

Razones absurdas que han hecho que domestiquemos

animales sin tener en cuenta, primero,

su naturaleza, quitándoles su estado silvestre, y,

segundo, las condiciones de bienestar que requieren

y que no están en nuestras manos.

Tampoco hay que engañarnos, es evidente

que no todas las personas están

interesadas o son aptas para compartir

su vida con un animal no humano, sea

por cuestiones de tiempo, económicas

o, lo más importante, porque no quiemutilan,

violan, golpean y abandonan

a animales de distintas especies, sea

por diversión, costumbre, porque es

su trabajo, por ignorancia o incluso

graves enfermedades mentales; razones

muy distintas que pueden hacernos

sentir en ocasiones que la especie

humana es una masa homogénea y

despiadada por naturaleza. Y que por

eso exaltemos aún más las innumerables

y muchas veces ignoradas cualidades

de los demás animales, lo que

nos hace querer protegerlos/as. Una

delgada línea entre la misantropía 2 y

la lucha por la liberación animal.

Ahora bien, el hecho de ser conscientes

de que muchas de las acciones que

hacemos como humanidad (adrede o

sin intención) afectan negativamente

a los animales no humanos, no implica

que tengamos que experimentar

2

Aversión, desconfianza o el desprecio en general

hacia la especie humana

namientos acerca de la relación que

establecemos quienes abogamos por

una liberación animal y, a la vez, adoptamos.

Por ejemplo, si al momento

de adoptar a Uma logré construir una

relación de solidaridad y comprensión

de sus necesidades o, por el contrario,

alimenté esas dinámicas de domesticación,

dominación e incluso confinamiento.

Y que, en ese sentido, contrario

a garantizar mejores condiciones

para su vida, lo que hice fue limitarla a

mis tiempos, a lo que yo consideraba

lo mejor para ella. Incluso me pregunto

si hice mal al esterilizarla a temprana

edad en mi intención de evitar

traer más animales que no podría

mantener y de los cuales no tendría

certeza de su bienestar a futuro. Si,

al no dejarla ser madre para evitarle

enfermedades, le quité una experiencia

en su vida; si al amarrarla con una

correa para poder salir y evitar ciertos

peligros, también de alguna forma esy

promover una aversión generalizada

hacia a la especie humana, que

afirmemos que todo anda mal y que

no tiene remedio. Porque estaríamos

obviando lo que hacen rescatistas,

santuarios, ONGs, fundaciones, colectivos/as,

escritores, artistas, vegano/

as y todas aquellas personas que, de

una u otra manera, dedican su vida

a luchar para que la situación de los

demás animales cambie. Incluso, aún

más grave, estaríamos diciendo que

muchos/as de nuestros amigos/as, familiares

o conocidos/as son malas personas,

porque no son veganos/as o no

son activistas por la liberación animal.

No hay que endiosarnos tampoco por

el simple hecho de ser veganos/as,

porque, salvo en algunas ocasiones,

ninguno de nosotros se crió preocupándose

por estas cuestiones, y de eso

hay que ser conscientes.

Siendo una mujer vegana, me hallo

continuamente con distintos cuestio-

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