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cia, inteligencia, relaciones sociales,
entre otros) que se use para trazar una
división ética entre humanes y no humanes,
no estará presente en toda la
población humana o será poseído por
algunes no humanes. Este fenómeno
es llamado superposición de especies.
(Faria & Paez, 2014).
Desnaturalización de la opresión
Las narrativas de opresión se presentan
a sí mismas como descripciones
imparciales y definitivas, como una
“naturaleza” intrínseca de cómo funciona
del mundo. En el caso del racismo,
Quijano (2000) menciona que
la expansión del colonialismo llevó a
la elaboración teórica de las “razas”
como naturalización de la dominación
entre europeos y no-europeos, colocando
a estos últimos en una posición
“natural” de inferioridad. Esto se dio
como ejercicio histórico de poder, a
pesar de que las diferencias genéti-
cas entre grupos considerados como
“razas” separadas no muestran una divergencia
lo suficientemente grande
como para realizar esta distinción categórica.
Por eso, la “raza” es más una
categoría social (Kaplan, 2011).
Ciertas dinámicas de explotación
animal a veces se plantean como actividades
humanas inherentes a la
existencia misma del planeta, cuando,
en realidad, son consecuencia de procesos
históricos y culturales particulares.
Se sabe que fueron los españoles
quienes trajeron ganado bovino, burros,
ovejas, cabras, caballos y cerdos,
y con ello se dieron una serie de impactos
ecológicos que han marcado el
paisaje (Sluyter, 2004). Esto sugiere
que la explotación actual de estas especies
en particular es una práctica
cultural e histórica específica.
Para Tomás de Aquino, teólogo católico
del siglo XIII, la naturaleza debía
estar al servicio del “hombre”, y los seres
menos perfectos deberían estar al
servicio de los más perfectos. Además,
sostenía que el mandamiento bíblico
“no matarás” no podía aplicarse a no
humanes, ya que están para disposición
de la sociedad humana. Posteriormente,
René Descartes afirmó que
les animales no humanes eran como
máquinas creadas por Dios que no
podían sentir por no tener un alma
inmortal (Cruz & De Almeida, 2016).
Frecuentemente, religiones, especialmente
monoteístas, han infravalorado
la posición de les animales dentro de
la esfera de la existencia (Vázquez &
Sánchez, 2017). No es de sorprender
que, en la invención de las categorías
de “razas”, por medio de Descartes, el
concepto de alma se vuelve “razón”. La
“racionalidad” que otorga cualidades
de sujeto estaba supuestamente en
menor grado en personas racializadas.
Así, desde el eurocentrismo, ciertas
“razas” son percibidas como inferiores
al “no ser racionales” y, con ello, son
principalmente cuerpos —es decir, objetos—
más cercanos a la “naturaleza”.
Lo cercano a lo que se percibe como
naturaleza, dicho sea de paso, se vuelve
dominable y explotable (Quijano,
2000).
Animalidad y racialidad
“Cuando la frontera que separa al
“hombre” de lo animal se difumina,
el hombre pierde su identidad”.
(Duvernay-Bolens, 1995, p. 9)
neos, lo que algunes sugieren que fue
parte del proceso de construcción del
racismo (Duvernay-Bolens, 1995).
Desde Charles Darwin se sabe que
no existe una diferencia mágica entre
la especie humana y otras especies
(Ryder, 2010). Formalmente pertenecemos
al reino animal, pero distanciamos
nuestra identidad de esa categoría.
“Lo animal” tiene una dimensión
simbólica, es una etiqueta. Como lo
Este fue un dilema al que se enfrentaron
los naturalistas del siglo XIX, al adquirir
consciencia de que somos primates
con un ancestro común a otres
animales. Eventualmente, se recurrieron
al establecimiento de clasificaciones
antropológicas, y supuestamente
científicas, de la humanidad dentro de
grupos pretendidamente heterogédiría
Aph Ko (2019), lo “animal” es una
construcción de la clase dominante
para marcar ciertos cuerpos como desechables.
Dentro de estas construcciones
sociales (racialidad/animalidad),
operan dos binarismos jerárquicos
(que son construcciones ideológicas)
bastante importantes: el binarismo
Blanco-Negro (Twine, 2014) y el binarismo
Humano-Animal (León, 2020).
Los binarismos jerárquicos (oposiciones
binarias jerárquicas) se expresan
Imagen: Cortesía de Thomaz Satuye
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