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ANIMALES Y SOCIEDAD 5-2

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zadores. Con eso, termina siendo visto

como alcanzable solo por las personas

más dominantes en una sociedad (es

decir, cisgénero, heterosexuales, blancos,

ricos, neurodominantes, etc.).

De esta manera, el Veganismo no es

visto en el Sur Global como un movimiento

social que lucha por la justicia,

sino todo lo contrario: es visto como

una expresión de las estructuras de

poder y opresión que ya existen. El

Veganismo, y debemos reconocer esto

desde sus orígenes teóricos coloniales,

tiene una raza —que es blanca—,

un género —que es cisgénero y heterosexual—,

y una clase —que es media

y alta. Este tipo de Veganismo acaba

siendo visto, a ojos del público y de

las minorías políticas, como parte de

aquello contra lo que luchan los movimientos

sociales. Cabe destacar que

no pretendo decir que la narrativa de

los antiespecismos sea lineal y única,

siempre existieron diferentes formas

de relacionarse con quien no es humano,

pero teóricamente predominó,

debido a la colonialidad, aquello que

fue impulsado por Watson en el Reino

Unido.

Sin embargo, ante este escenario necesitamos

considerar la realidad social

de los países del Sur Global, ya que

esto nos permite entender, en parte,

por qué un Veganismo importado, de

élite y colonial no tiene sentido para

Por eso creo que uno

de esos caminos imprescindibles

es descolonizar

el Veganismo

para convertirlo en una

postura ético-política

intersectorial y popular.

la práctica del/en el Sur. Veamos el panorama

brasileño, por ejemplo. Brasil

es el país donde más personas LGBT+

son asesinadas en el mundo. Además,

según la ONU, un joven negro es asesinado

cada 23 minutos en el país;

y en 2020, al menos una mujer fue

víctima de violencia cada 4 minutos

(Fórum Brasileiro de Segurança Pública,

2020). Estamos hablando de un

lugar donde los cuerpos son blanco

constante de las políticas de muerte y

donde la violencia contra los animales

humanos es muy alta y urgente. Para

las minorías políticas, resistir se convierte

en una cuestión de supervivencia.

Entonces, hablar sobre Veganismo

y presentarlo de la manera como se

lo hace, simplemente no tiene sentido.

Este proceso debe suceder desde

el Sur para el Sur, de forma que se

manifieste como una pauta ética y

política capaz de encajar (o ser visto

como imprescindible) en las agendas

de otros movimientos sociales. Como

algo construido para animales, pero

construido por personas también

oprimidas. Y es en este proceso donde

pueden contribuir los feminismos interseccionales

y/o decoloniales.

Los feminismos del Sur Global no solo

criticaron con pertinencia los rasgos

excluyentes del feminismo hegemónico,

sino que mostraron con su existencia

la necesidad de romper con los

movimientos sociales universales y

únicos. Demostraron la necesidad de

comprender la pluralidad de identidades

y visiones de mundo para construir

una lucha comprometida e inclusiva.

Estos caminos siguen los veganismos

del Sur para el Sur. Caminos que buscan

manifestar la preocupación antiespecista

de distintas maneras, con el

objetivo de reconocer las diferencias

identitarias y políticas que no exigen

el abandono de la lucha animalista,

sino la construcción de una lucha intersectorial,

deconstructora de marcas

de clase, raza, género, sexualidades y

geolocalización.

La colonialidad, entonces, presenta

una narrativa única como capaz de

producir conocimiento. Y a través de

este proceso termina ignorando, invisibilizando,

silenciando y asesinando

epistemes/cosmovisiones de poblaciones

subalternizadas —caracterizadas

como cualquier individuo divergente

de las categorías identitarias

de quienes están produciendo conocimiento

validado por la mayoría. En el

caso del Veganismo, no hay razón para

ser diferente, por varios motivos.

En primer lugar, el Veganismo también

tiende a posicionarse como un

héroe intervencionista, buscando actuar

universalmente sobre todos los

grupos de población sin preocuparse

por las especificidades vinculadas

al género, raza, orientación sexual o

identidad de género, clase social o

geolocalización. Se dice que es un

héroe intervencionista no solo porque

el Veganismo llega como una imposición

predeterminada —y no para ser

construido—, sino también porque

muchas veces asume la mentalidad

de querer sacar a la población de las

sombras a través del conocimiento

Vegano —ven conmigo y te mostraré

la verdad.

En segundo lugar, porque el Veganismo

blanco, burgués, cis-hetero,

masculinista y clasista no dialogará

con las poblaciones subalternizadas

de la misma forma que el feminismo

europeo, blanco, burgués, hetero y

occidental no lo hace con las mujeres

subalternizadas. Y cuando el Veganismo

no dialoga con estas personas, el

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