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126 Fotografía cortesía de La Voz de Goyo
cómo podrías compartir el mensaje a
las personas que todavía viven de la
ganadería o de la explotación de los
animales?
JEB: Yo he sido un crítico de eso porque
yo no estoy de acuerdo con algunos
activistas que atacan a los explotadores
de animales, pero no conocen
la realidad, no conocen el contexto
del campo colombiano, hay personas
que no tiene otra opción, no tienen
la ayuda de nadie, no tiene un subsidio
y menos de este Estado que es
el principal explotador de animales,
todo está relacionado. La mayoría de
las personas que explotan animales
son víctimas también de este sistema,
obviamente las víctimas más grandes
de este planeta son los animales, pero
nosotros hemos sido víctimas de un
sistema, entonces lo que hay que hacer
ahora no es tanto juzgar, sino buscar
la forma de que las personas que
tienen un negocio de explotación animal
tengan una ayuda, una asesoría,
mostrarles que pueden generar recursos,
pueden sobrevivir. Estoy hablando
de los pequeños campesinos, no
de los grandes terratenientes de este
país, mostrarles que hay otra forma de
ganarse la plata para sobrevivir, darles
otra opción. Es una cuestión de tenderles
la mano, de educarlos. Nuestra
lucha debe ser por la liberación animal,
pero de la mano por buscar ese
bienestar de las personas y si no, no
vamos a lograr nunca nada.
CEALA: ¿Consideras que esta lucha
por la liberación animal es una lucha
política?
JEB: En primer lugar quiero dejar claro
que el proyecto La voz de Goyo es
por y para los animales. Ahora bien, si
me preguntan a mí, como individuo
creo que la lucha política no la podemos
dejar a un lado, todo está involucrado
con la política. Lo único que
puede cambiar esto son las nuevas generaciones,
pero creo que deben desaparecer
tres o cuatro generaciones,
incluyendo la mía, para que esto cambie.
Ahora, lo hemos visto, la lucha por
los animales debe ir de la mano por
el bienestar, por el derecho a la vida
también de nosotros, por eso todas
estas luchas se deben integrar y desde
La Voz de Goyo tratamos de mandar
siempre ese mensaje, con mucho
amor, con mucho respeto; aunque yo
trato de no dar mi punto de vista personal
para no contaminar el proyecto.
Nosotros tenemos una alianza de tres
santuarios, que es el santuario Namigni
en La Calera (Cundinamarca),
el santuario Second Chances y la voz
de Goyo; y nosotros lanzamos un programa
que se llama “Cambia la Finca”,
hasta el momento nadie ha aparecido,
pero consiste en que aparezca el pequeño
campesino y nos diga “tengo
tres o cuatro vacas y quiero cambiar
este negocio”. Entonces, nosotros le
decimos “entréguenos las vacas para
jubilarlas en los santuarios, miremos
la viabilidad de acuerdo al lugar, el
terreno, el municipio, qué podemos
sembrar y ya”, de acuerdo a eso, apoyarlo,
conseguir los recursos, para que
él pueda sembrar la tierra, pero más
allá de eso es garantizarle la comercialización
de ese producto hasta que
llegue al consumidor final. Queremos
que salga alguna persona, algún campesino,
documentar el proceso y mostrarlo
ante el mundo entero, para poder
conseguir recursos de afuera, para
que más personas se animen, y decir
sí se puede! pero dándole la mano,
acompañándolo en todo el proceso de
transición para recuperar esa empatía
con los animales. Sería algo muy poderoso
y muy educativo. Ahora mismo
el santuario Namigni acaba de jubilar
32 vacas y se cerró una finca lechera
que es algo histórico, eso nunca había
pasado en Colombia, no se está reponiendo
el hato, no se están jubilando
esas vacas para ellos volver a comprar
vacas, no, es que se cerró la lechería.
Y allí es donde en estos momentos
está funcionando el santuario, en lo
que fue una lechería, una explotación
y se cerró el 17 de junio (del 2021).
Entonces, a ese tipo de proyectos es a
los que debemos apoyar, a los que debemos
apuntar si queremos cambiar
esto.
CEALA: Un debate que hemos movido
desde CEALA y desde la Revista
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