Veterinary Focus 2013 233es (1)
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
CÓMO ABORDAR...
Obstrucciones ureterales
en perros y gatos
Allyson Berent, DVM, Dipl. ACVIM
■
Animal Medical Center, Nueva York, EE.UU.
La Dra. Berent se licenció en la Universidad Cornell en 2002 y posteriormente realizó un internado rotativo en la
Universidad de Minnesota y una residencia en Medicina Interna en el Hospital Veterinario de la Universidad de
Pennsilvania. Tras finalizar una beca en radiología intervencionista y endourología continuó trabajando en el
Hospital Veterinario de la Universidad de Pennsilvania como profesora adjunta, para trasladarse a su actual
puesto en el Animal Medical Center de Nueva York como Jefe del Servicio de endoscopia intervencionista.
Dentro de su interés por la endoscopia destaca la endourología y las enfermedades ureterales.
■ Introducción
En la última década, se ha descrito un aumento en la incidencia
de nefrolitos y ureterolitos sintomáticos en medicina
veterinaria (1-6). Las técnicas quirúrgicas tradicionales son
invasivas, con una elevada morbilidad (por ejemplo, nefrotomía,
ureterotomía, reimplantación ureteral, resección
ureteral y anastomosis), pudiendo plantear un dilema sobre
el procedimiento a seguir (2-4), sin embargo las técnicas
recientes de intervención endoscópica (IE) y radiológica (IR)
PUNTOS CLAVE
• Las obstrucciones ureterales están
infradiagnosticadas suponiendo en ocasiones un
desafío para el veterinario.
• Las opciones de tratamiento intervencionista han
reducido la morbilidad y la mortalidad descritas
con las intervenciones quirúrgicas tradicionales.
• Los nefrolitos no suelen ser problemáticos en
perros y gatos ya que la mayoría no requiere
tratamiento.
• La colocación de un stent ureteral mediante
endoscopia como tratamiento de las obstrucciones
ureterales en el perro es una terapia efectiva en
casi todos los pacientes, siendo normalmente un
procedimiento ambulatorio.
• Las obstrucciones ureterales dan lugar una
disminución drástica de la función renal en un
corto período de tiempo, por lo que deben tratarse
con rapidez y eficacia.
• En todos los gatos con azotemia aguda se debe
descartar la presencia de una posible obstrucción
ureteral antes de establecer un diagnóstico
presuntivo de nefritis intersticial crónica o
enfermedad renal crónica.
han permitido al veterinario diagnosticar y tratar simultáneamente
la presencia de cálculos en el tracto urinario superior
de una manera mucho más eficaz y mínimamente invasiva
(1,5,6), a pesar de que sean necesarios un equipo especial y
personal experimentado. Los avances en la endourología
humana casi han erradicado la necesidad de cirugía abierta
para la enfermedad del tracto urinario superior ((por ejemplo,
cálculos, estenosis, tumores, anomalías congénitas (7-10)),
y la medicina veterinaria está siguiendo la misma tendencia.
En gatos, más del 98% de los cálculos del tracto superior,
y en perros más del 50%, son de oxalato cálcico, lo que
significa que no se pueden disolver con tratamiento farmacológico
(2-5,11,12), por lo que deben expulsarse espontáneamente,
eliminarse, o “saltarse” (bypass) para poder
permitir una diuresis adecuada. Este artículo se centrará en
el empleo de la endourología para el manejo de nefrolitos y
ureterolitos problemáticos. Las opciones terapéuticas tradicionales
se tratarán brevemente sin abordar los detalles
específicos de los métodos quirúrgicos. Nótese que la
mayor parte de los datos acerca del tratamiento IR/IE son
exclusivamente experiencias de la autora, algunos de los
cuales solo se han publicado en forma de resumen.
■ Nefrolitiasis
Los nefrolitos no suelen ser problemáticos (<10%) en
perros y gatos, pero si se complican pueden derivar en
enfermedad renal progresiva, pielonefritis que no responde
al tratamiento médico, obstrucciones ureterales intermitentes,
hidronefrosis progresiva, dolor crónico o hematuria
crónica. En el caso de nefrolitos complicados, puede ser
necesario el tratamiento quirúrgico para evitar el daño permanente
de las nefronas, pero las nefrotomías, pielotomías
o las uretero-nefrectomías de rescate pueden ser cirugías
17 / Veterinary Focus / Vol 23 n°3 / 2013