Veterinary Focus 2013 233es (1)
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APROXIMACIÓN PRÁCTICA A LA HEMODIÁLISIS EN LA ENFERMEDAD RENAL CANINA
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© Dr. Ilaria Lippi
Figura 5. Catéteres venosos centrales temporales diseñados para
hemodiálisis.
© Dr. Ilaria Lippi
Figura 6. La colocación del catéter de hemodiálisis
se debe comprobar mediante radiografía.
intermitentes de duración limitada (generalmente 4-5
horas, 2 a 3 veces a la semana), que pueden ajustarse
según las necesidades del paciente. La HDI se utiliza
tanto en el tratamiento de pacientes con FRA o con ERC,
como para la corrección de otras alteraciones como los
desequilibrios electrolíticos y la hipervolemia. La TRRC
está indicada principalmente para el tratamiento de
pacientes con FRA. Mientras que la HDI se basa principalmente
en la difusión para la depuración de solutos, la
TRRC se basa tanto en la difusión como en la convección.
La TRRC es generalmente más eficiente en la eliminación
de moléculas de mayor tamaño, pero requiere un tratamiento
continuo y lento para alcanzar una reducción más
fisiológica de las toxinas urémicas (4,6), y el paciente debe
estar unido a la máquina de manera casi continua (más
de 23 horas al día).
■ Acceso vascular para la HD
Independientemente del método utilizado, mantener un
adecuado acceso vascular es fundamental para permitir
el paso de un flujo grande y continuo de sangre a través
del circuito extracorpóreo. La elección del catéter, su
colocación y el manejo a largo plazo, pueden afectar a
la función del mismo, lo que influye directamente en la
posibilidad de realizar un tratamiento de alta calidad.
Elección del catéter
La elección del catéter depende del tamaño del paciente,
del material del que esté hecho y del tiempo que se vaya
a utilizar. Como regla general, es recomendable utilizar el
catéter de mayor tamaño que se pueda colocar de forma
segura en la vena yugular. El flujo de sangre, sabiendo
que es proporcional al diámetro del catéter e inversamente
proporcional a su longitud, debe ser el máximo (3).
Un catéter de 7-8 Fr es el más adecuado para un perro
pequeño, mientras que uno de 12-14 Fr es más adecuado
para un perro mediano o grande. El catéter debe
estar compuesto de un material que sea mínimamente
trombogénico y no irritante para el vaso sanguíneo.
Los catéteres de doble luz son los más utilizados en
perros, y permiten la eliminación y el retorno simultáneo de
la sangre. Lo más frecuente es usar un catéter en doble
D, que proporciona la luz de mayor diámetro con el área
de superficie más baja en contacto con la sangre, reduciendo
así la tensión (8) (Figura 5). Aunque ambas luces
parten del mismo vaso sanguíneo, la luz que aspira la
sangre del paciente, por convección, se conoce como el
puerto arterial y la que devuelve la sangre procesada al
paciente se conoce como puerto venoso. La luz arterial
normalmente se abre más proximalmente sobre el catéter
con el fin de reducir la reaspiración (recirculación) de la
sangre depurada que regresa a través de la luz venosa.
En algunos casos el grado de recirculación puede ser significativo,
lo que puede reducir drásticamente la eficiencia
del tratamiento. A menudo hay más de una abertura a lo
largo del catéter para reducir al mínimo los riesgos de obstrucción
y la posibilidad de irritación de la pared del vaso (3).
Colocación del catéter
Las venas yugulares, considerando su accesibilidad,
tamaño y flujo de sangre son las vías de acceso más frecuentes
en caso de TRRE. Los catéteres pueden ser
temporales o permanentes. Los catéteres temporales
están diseñados con una punta afilada, que facilita la
colocación mediante la técnica de Seldinger percutánea.
Aunque este tipo de catéteres está diseñado para un uso
temporal, con una estricta asepsia y un mantenimiento
6 / Veterinary Focus / Vol 23 n°3 / 2013