dos siglos: música y músicos del merengue - Claro

ce como guía en diversas modalidades de la música afro-antillana con carácter
severo, inalterable, desde el comienzo hasta el final de la pieza. Cuando, por
descuido o desconocimiento del compositor o arreglista se quiebra el patrón
de la clave, se resiente el músico y se perturba el bailador, ¡el buen bailador!
Incluso, una agrupación puede prescindir de los «palitos» como sonido audible;
en su ausencia, habrá notado el lector seguramente como el cantante
utiliza sus dedos, para mediante el chasquido, mantener sus inspiraciones en
concordancia de la inexorable fórmula.
En la música cubana, la clave es un asunto sacramental; así, cuando Beltrán
introdujo su merengue, quien tuviera que preparar la instrumentación,
detectó que determinado punto caía «fuera de clave», específicamente, al
pasar de la primera parte al jaleo.
Estos desajustes ocasionales no significan en verdad un grave problema tan
ALBERTO BELTRÁN,
AL CENTRO, SENTADO.
ENTRE DOS SIGLOS: MÚSICA Y MÚSICOS DEL MERENGUE
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difícil de enmendar, siempre que el arreglista poseyera cierta experiencia y
capacidad para advertirlo a tiempo.
Mostremos la forma como se solucionó este problema, el cual, aunque al
oyente le mueva a desconcierto, aparece como la única y obligada salida en
aras de mantener las normas.
Primeramente, mostremos la frase original, incorrecta:
Veamos la corrección, tal como se grabó:
Si observamos con atención, encontraremos un buen número de merengues
semejantes al anterior con desajustes en cuanto a la clave, entre ellos,
San Antonio de Ñico Lora y el tan gustado, Cana brava, de Toño Abreu.