dos siglos: música y músicos del merengue - Claro
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ENTRE DOS SIGLOS: MÚSICA Y MÚSICOS DEL MERENGUE<br />
338<br />
EJEMPLO MUSICAL:<br />
PARTITURA<br />
DEL MERENGUE<br />
«LOS CIEGUITOS»<br />
DE LUIS ALBERTI.<br />
ENTRE DOS SIGLOS: MÚSICA Y MÚSICOS DEL MERENGUE<br />
339<br />
Por muchos años permaneció la orquesta de Luis Alberti como agrupación<br />
mo<strong>del</strong>o, no porque en ello interviniera su tan mencionada preferencia para el<br />
régimen de la época, sino, por su real talento, ingenio, inventiva y gracia en<br />
el manejo de una <strong>música</strong> de acento campesino, hasta entonces ceñida a las<br />
enramadas y galleras de la campiña criolla. Alberti traduce el jaleo <strong>del</strong> acordeón<br />
de los tríos típicos y lo convierte en coros sonoros de saxofones, armoniza<strong>dos</strong><br />
a tres, luego a cuatro voces.<br />
Al mismo tiempo, surgieron en el país otra orquestas de baile, aunque algunas<br />
de escasa proyección nacional a causa de su limitado radio de acción,<br />
meramente provincial. Entre ellas se recuerda la «Orquesta Hollywood» y los<br />
«Hermanos Vásquez» de Santiago; en Puerto Plata se destaca la «Orquesta<br />
Maravilla», así como Tatán Jiménez y Rafaelito Martínez en La Vega. Otras<br />
agrupaciones de semejante calidad existían en Moca, Baní, San Francisco y<br />
San Pedro de Macorís, y otras poblaciones.<br />
De este grupo, podemos dar cuenta en especial de la «Orquesta Maravilla»<br />
de Puerto Plata, bajo la coordinación de Jorge Severino, como agrupación de<br />
una no muy común elegancia al interpretar el <strong>merengue</strong>. La Maravilla desplegaba<br />
en su frente a un apuesto violinista, Alberto Zeller, de penetrante tono y<br />
versatilidad en el género popular, a pesar de su formación clásica (hijo de Mercedes<br />
Cocco de Zeller, pianista y primera arpista dominicana formada en París,<br />
Francia); tenía la orquesta en el piano, como un lujo, a Rafael Arzeno Tavárez,<br />
maestro de generaciones en ese instrumento y personaje preponderante en la<br />
cultura general de la provincia. Así mismo, y aunque por breve tiempo, otra no<br />
menos sobresaliente figura de la pianística dominicana, el maestro Vicente Grisolía,<br />
ocupó el importante lugar frente al teclado en la mencionada agrupación.<br />
Otros <strong>músicos</strong> de no menos alcance completaban el elenco.<br />
La «Maravilla» era contratada en ocasiones para amenizar recepciones en<br />
los suntuosos salones de los grandes trasatlánticos que visitaban Puerto Plata<br />
durante los años de Oro de la navegación. Una de esas recepciones, ofrecida<br />
por la oficialidad de un barco europeo a las autoridades y demás personalida-