dos siglos: música y músicos del merengue - Claro
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TAMBORERO.<br />
LA TAMBORA<br />
La tambora es el alma <strong>del</strong> <strong>merengue</strong>: es el <strong>merengue</strong> mismo, su esencia y<br />
razón de ser. Ningún otro instrumento, exceptuando la güira, es tan imprescindible<br />
como ella para la ejecución de nuestro ritmo. Frente a la tambora, poca<br />
importancia tienen los componentes melódicos y mucho menos los escasos cambios<br />
armónicos, los cuales, unos y otros, han sido manipula<strong>dos</strong> al vaivén de los<br />
tiempos, sin que el obsesivo afán de transformación haya podido dar al traste<br />
con la eliminación de la tambora. Justamente, sin tambora no hay <strong>merengue</strong>.<br />
Muchas propuestas, conjeturales en su mayoría, se han expuesto por parte<br />
de investigadores, algunos bien intenciona<strong>dos</strong>, acerca de los orígenes tanto<br />
en el tiempo como el espacio que ha ocupado este singular instrumento en<br />
nuestra <strong>música</strong> popular y folclórica, sin lograr una teoría firme con asidero<br />
histórico convincente. Lo cierto es que el toque de la tambora y sus múltiples<br />
variantes, se enmarcan en la más destellante dominicanidad, junto a otras<br />
características no menos resaltantes que nos definen como pueblo auténtico.<br />
El <strong>merengue</strong> con su tambora y güira, no niega sus antepasa<strong>dos</strong>; sólo que,<br />
simplemente al evocarlos, se muestra tal como realmente es: un ente individual,<br />
auténtico, propio, de invención y desarrollo netamente criollo, producto<br />
harto expresivo de una sociedad forjada al compás de durezas intermina-<br />
TAMBORERO.