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quería que todo lo suyo fuese de primera categoría y caro. Cuando se fue a vivir por
su cuenta y empezó a ganar su propio dinero, ni siquiera era consciente de ello, pero
en un abrir y cerrar de ojos se había gastado todo lo que tenía, ¡y más!
Tenía tarjetas de crédito y carnés de socia de todo lo habido y por haber. Acumuló
todo tipo de tarjetas de crédito hasta que llegó n momento en que ¡ya no podía pagar
ni siquiera los mínimos! Fue Entonces cuando asistió al Seminario Intensivo Mente
Millonaria, y según ella, le salvó la vida.
En el Mente Millonaria Intensivo, durante el apartado en el que identificamos
vuestra “personalidad monetaria” el mundo entero de Natalie cambió. Reconoció por
qué había estado gastando tanto dinero: era una forma de rencor hacia sus padres por
ser tan tacaños. También era para demostrarse a sí misma y a la sociedad que ella no
era tacaña. Después del curso, con su patrón cambiado, Natalie dice que ya no siente
ese impulso de gastarse el dinero de formas “estúpidas”.
Nos explicó que hacia poco iba caminando por un centro comercial, y se fijó en
un precioso abrigo de piel y ante color marrón claro colgado en el escaparate de una
de sus tiendas favoritas. Inmediatamente la cabeza dijo: “Ese abrigo te quedaría
genial, sobre todo con tu pero rubio. Lo necesitas, no tienes un abrigo de invierno que
sea bonito y “arreglado” de verdad”. De modo que entró en la tienda, y mientras
estaba probándoselo se fijó en la etiqueta del precio; 400 dólares. Nunca se había
gastado tanto en un abrigo. La cabeza dijo: “Y qué, ¡el abrigo te queda precioso!
Cómpratelo. Ya repondrás el dinero después”.
Fue aquí donde nos contó que descubrió el cambio operado en ella. Casi
inmediatamente que su mente le sugirió que se comprase el abrigo, Salió su “archivo”
mental nuevo y dijo: “¡Harías mucho mejor poniendo esos 400 dólares en tu CLF!
¿Para qué necesitas este abrigo? Ya tienes un abrigo de invierno que de momento está
bien”.
Sin darse cuenta estaba dejando el abrigo en suspenso hasta el día siguiente en
lugar de comprárselo sin pensar, como hacía siempre. Nunca volvió por el abrigo.
Natalie se dio cuenta de que sus archivos mentales “de satisfacción material”
habían quedado reemplazados por archivos “de libertad económica”. Ya no estaba
programada para gastar. Ahora sabe que está bien tomar lo mejor de lo que sus padres
le dejaron como modelo de referencia y ahorrar dinero, para, al mismo tiempo, darse
el gusto de comprarse cosas bonitas con su cuenta para jugar y divertirse.
Natalie envió entonces a sus padres al curso para que pudiesen ser también más
equilibrados. Le hace muchísima ilusión poder decir que ahora se alojan en hoteles,
que se compraron un coche nuevo y que, al aprender cómo hacer que su dinero
trabaje para ellos, se han jubilado como millonarios.
Ahora Natalie comprende que no tiene por qué ser tan mísera como lo eran sus
padres para llegar a ser millonaria. Pero sabe también que si se gasta el dinero de
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