Para comenzar - centro de formación e investigación padre joaquín ...
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PREMISA 3: La educación sexual <strong>de</strong> nuestros hijos y alumnos <strong>de</strong>bemos cuidarla y hacerla <strong>de</strong> forma<br />
clara y sincera.<br />
CASO 3: Ana tiene 14 años, estudia segundo año <strong>de</strong> Educación Media, vive con su madre y hermanos<br />
en la comunidad don<strong>de</strong> está ubicado el colegio, en una casa muy humil<strong>de</strong>. La madre trabaja todo<br />
el día, mientras los hijos van a la escuela en un turno y en el otro se quedan en casa. En el colegio se<br />
han comenzado a preocupar porque Ana tiene muchas faltas y cuando va a clase la ven bajarse <strong>de</strong> una<br />
camioneta muy lujosa. Cuando le han preguntado quién la lleva al colegio, ha dicho que es su tío. Debido<br />
a la cantidad <strong>de</strong> faltas que tiene y a la actitud que han notado <strong>de</strong> aislamiento, <strong>de</strong>satención y bajo<br />
rendimiento, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> continuos malestares físicos, han <strong>de</strong>cidido llamar a su representante. La madre<br />
asiste a la cita y se queda sorprendida <strong>de</strong> las faltas porque ella aseguraba que siempre venía a clases,<br />
también se sorpren<strong>de</strong> por lo <strong>de</strong>l señor <strong>de</strong> la camioneta porque no tienen un tío y mucho menos con camioneta.<br />
El representante <strong>de</strong>l colegio hace responsable <strong>de</strong> la situación a la madre, señalando que tiene<br />
<strong>de</strong>scuidada a su familia y por ello su hija está <strong>de</strong>sorientada. La madre salió <strong>de</strong> la reunión sin saber qué<br />
hacer, llena <strong>de</strong> ira.<br />
Dialoguemos:<br />
¿Qué piensas <strong>de</strong>l caso? ¿Qué pue<strong>de</strong> llevar a que se presenten estas situaciones?<br />
¿Qué le aconsejarías a la madre, a la hija y al colegio?<br />
Educación sexual<br />
Por Luisa Pernalete<br />
El adolescente que tienes en casa no es tu enemigo. El otro día, en una reunión <strong>de</strong><br />
educadores y educadoras, el maestro, un terapeuta <strong>de</strong> adolescentes, preguntó a los<br />
asistentes cómo <strong>de</strong>scribirían a los niños, y se dijeron palabras bonitas, como “alegres,<br />
cariñosos, creativos, tiernos”; alguno dijo “tremendos”.<br />
¡Muy lindo todo! La cosa cambió cuando preguntó cómo <strong>de</strong>scribirían a los adolescentes,<br />
y empezaron las calificaciones y <strong>de</strong>scalificaciones acompañadas <strong>de</strong> hasta<br />
<strong>de</strong>sesperación diría yo: “¡uf! Insoportables”, dijo una, “agresivos, antipáticos, contradictorios,<br />
rebel<strong>de</strong>s, flojos…”, y así continuaron. Nadie dijo “creativos, sensibles, necesitados<br />
<strong>de</strong> cariño, solidarios entre ellos, hábiles con la computadora”… No, sólo se<br />
dijeron rasgos negativos. Realmente la <strong>de</strong>scripción era <strong>de</strong> seres in<strong>de</strong>seables.<br />
Tal vez los problemas <strong>de</strong> <strong>padre</strong>s y madres –y también <strong>de</strong> muchos docentes- con los<br />
adolescentes, comiencen por esta visión tan negativa que tenemos <strong>de</strong> ellos. A pesar<br />
<strong>de</strong> esas cosas terribles que los <strong>padre</strong>s y madres (y muchos docentes) suelen <strong>de</strong>cir <strong>de</strong><br />
sus hijos (o alumnos), estoy segura que todos quieren mucho a sus hijos e hijas, <strong>de</strong>sean<br />
lo mejor para ellos, darían su vida por la felicidad <strong>de</strong> ellos, y les angustia que “se<br />
vayan por el mal camino”. Entonces, creo que ayudará a la paz <strong>de</strong>l hogar, cambiar la<br />
mirada, buscar esa mirada profunda que permite ir más allá, ponerse en sus zapatos,<br />
para saber qué piensan, qué sienten, qué ocupa su cerebro: sus miedos, sus afectos,<br />
sus intereses… No juzgarlos, no verlos como enemigos. ¿Cómo van a ser malos sin<br />
son el fruto <strong>de</strong> tu vientre? ¡No pue<strong>de</strong>n ser malos! Si cambias la mirada, si en vez <strong>de</strong><br />
juzgarlos, te acercas para compren<strong>de</strong>rlos, seguro que la relación mejorará y él, ella,<br />
tampoco verá en su madre una “enemiga”. Una comadre me hizo caso el otro día, y<br />
en vez <strong>de</strong> pasar la tar<strong>de</strong> regañando a su hijo <strong>de</strong> 12 años, simplemente le acompañó<br />
en silencio, sin preguntar a cada rato “¿por qué no quieres salir, por qué no quieres<br />
hablar?” y un montón <strong>de</strong> porqués más. Ella se puso a leer, los otros dos hijos menores<br />
salieron con su papá, así que quedaron solos; ella tranquilizó sus pensamientos– se<br />
puso su CPI (Controlador <strong>de</strong>l Pensamiento Interpretativo, jaja), y me comentó, que<br />
Somos personas y ciudadanos. Guía <strong>de</strong> Participantes<br />
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