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ACEPTAR LA ORIENTACIÓN SEXUAL QUE DESCUBRIMOS EN NOSOTROS MISMOS
(…) se trata de descubrir, cada vez con mayor claridad, quiénes somos por lo que
respecta a nuestra orientación sexual, o sea, si somos heterosexuales, homosexuales
o bisexuales. Una vez que tenemos claro en qué sentido se define nuestra orientación
sexual, es importante decirle «sí» y aceptarla. (…)
LA HORA DE LA INTIMIDAD
Otro importante paso hacia adelante en el marco de nuestro desarrollo sexual, el
que sigue al encuentro de la propia identidad, es la exposición a procesos que nos habilitan
para entablar relaciones profundas e íntimas. (…) También el encuentro sexual
puede ser un encuentro íntimo, incluso permitir una especial experiencia de interioridad,
si se lleva a cabo de tal manera que interpele en igual medida al cuerpo, a la
psique y al espíritu. (…)
LA UNIÓN CON OTRO SER HUMANO, CON LA CREACIÓN Y CON DIOS
La meta del desarrollo psicosexual es el deseo y anhelo de actos y experiencias que
nos lleven más allá de nosotros mismos. Es el deseo de transcendernos, de hacer algo
que no se circunscriba a la preocupación por uno mismo. (…)
Según Donald Cozzens (2003), las experiencias de intimidad y trascendencia son anhelos
tan profundamente arraigados en nosotros que terminan llevándonos de manera
indefectible a la unión con Dios. (…)
LA INTEGRACIÓN PSÍQUICA, SOCIAL Y ESPIRITUAL DE LA SEXUALIDAD
Apreciar nuestra sexualidad y entenderla como un regalo de Dios significa, por tanto,
la necesidad de dar todos los pasos evolutivos que hay que dar para llegar a ser una
persona madura en todos los aspectos, incluido, naturalmente, el aspecto sexual. (…)
En el plano psicológico o psíquico, lo anterior equivale a encontrar un sentimiento
global y estable del yo, incluida la propia identidad. En el plano social, la meta del
desarrollo psicosexual no consiste sino en la capacidad de mantener relaciones interpersonales
maduras y profundas, (…) En el plano espiritual, se trata de llegar a estar
en condiciones de entablar con Dios una relación profunda, íntima y trascendente
respecto de nuestro yo. El transcurso positivo del desarrollo psíquico-personal y social
es una condición indispensable para ello.
LA ESPIRITUALIDAD Y LA SEXUALIDAD SE BUSCAN MUTUAMENTE
(…) Ambas -sexualidad y espiritualidad- están integradas en la totalidad de la persona.
(…) (…) Cuando, por ejem¬plo, la sexualidad -que también representa lo sensual,
lo vital, lo creativo, lo pasional que hay en nosotros- permanece subdesarrollada o
improductiva, ¿de dónde tomará entonces la espiritualidad su vitalidad y pasión? «La
sexualidad es la fascinante fuerza que nos estimula a la vida y al amor; ella es la auténtica
fuente de la espiritualidad», dice Anselm Grün (1995, 21).
De ahí que las cosas no puedan marchar bien cuando la sexualidad y la espiritualidad,
en vez de tenderse la mano, se hacen mutuamente la guerra. (…)
(Tomado de “Besar es orar. La sexualidad como fuente de espiritualidad”, 2003)
Somos personas y ciudadanos. Guía de Participantes
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