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El concepto de sexualidad dice, por el contrario, mucho más. Engloba lo siguiente:
quiénes somos en relación con nuestro sexo biológico, qué pensamos y sentimos sobre
la sexualidad y cómo nos conducimos sexualmente.
(…) Por otra parte, la sexualidad cumple funciones muy diversas. Así, por ejemplo,
tiene una función reproductora. Es el comienzo de la existencia biológica de todos y
cada uno de los seres humanos. (…) La sexualidad es, asimismo, la fuente de una de
las más intensas experiencias de deseo y placer. Desempeña una función de relajación
y solaz. Finalmente, la sexualidad propicia la comunicación. Contribuye a entablar
contacto, al intercambio de ideas y de opiniones, a la comprensión. Allana el camino a
una relación, reúne a las personas. (…) La sexualidad rinde también servicio a las necesidades
y deseos ancestrales del ser humano en lo tocante a seguridad, aceptación,
cercanía e intimidad. Además, es una fuente de conocimiento de lo erótico, de fecunda
creatividad y capacitación para vivir experiencias místicas. Así pues, la sexualidad
tiene varias dimensiones: genital, personal, social y espiritual.
HABLAR SOBRE LA SEXUALIDAD
COMO SE HABLA SOBRE LA SALIDA DEL SOL
(…) En el fondo, sobre la sexualidad no se puede hablar más que como se habla de
la salida o de la puesta del Sol. Sólo la experiencia que se interesa por los estados de
ánimos, por los símbolos, por los sentimientos, puede transmitir algo de la profundidad,
amplitud, altura y policromía de la sexualidad, y también, evidentemente, algo
del misterio que la envuelve. (…)
LA SEXUALIDAD: UN ELEMENTO FUNDAMENTAL DE LA CORRIENTE DE LA VIDA
Desde el punto de vista de la psicología del desarrollo, la sexualidad puede ser entendida
como un elemento fundamental de la corriente de vida que nos constituye como
personas con nuestros múltiples pliegues y recovecos. La imagen de la corrien¬te pretende
dar a entender que la sexualidad es una parte de dicha corriente de vida y no
puede ser considerada al margen de ella. Representa una de las muchas dimensiones
o tendencias, uno de los muchos lados que hay en nosotros. (…) (…) El desarrollo
sexual tiene lugar en el contexto del desarrollo humano, del que también forman parte
el desarrollo biológico, psíquico, social y espiritual. Aquí se hace patente hasta qué
punto la sexualidad y la espiritualidad tienen que ver una con otra, hasta qué punto
están entrelazadas.
VIVIR EN LA INFANCIA Y EN LA ADOLESCENCIA EXPERIENCIAS POSITIVAS CON LA
SEXUALIDAD
(…) Al igual que con los restantes dones y aptitudes que poseemos -la inteligencia, la
motricidad o la capacidad de experimentar y expresar sentimientos-, debemos dejar
que el desarrollo y despliegue de la sexualidad siga su curso. (…)
Cuando, de niños, crecemos en un entorno y un ambiente marcados por una actitud
positiva hacia la sexualidad, ello influye también en nuestra actitud y disposición hacia
la sexualidad, en los senti¬mientos que vinculamos con ella y en el anhelo que de
ella brota. (…)
50 Somos personas y ciudadanos. Guía de Participantes