Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—Perra —responde.
—Cretino.
Nos sonreímos el uno al otro, nuestra lucha oficialmente terminó.
Abre el paquete, sacando una rosquilla y tomando un bocado.
—Tengo miedo —admite, mirándome a los ojos—. ¿Sabes lo que alguien
consigue por amarme? Consigue ayudarme a pagar todos mis cuidados y
luego me ve morir. ¿Cómo es eso justo para alguien?
Lo escucho, entendiendo de donde viene. Creo que la mayoría de las
personas con una enfermedad terminal han luchado con esto. Con sentirse
como una carga. Sé que me he sentido así con mis padres más veces de las
que puedo contar, especialmente en los últimos meses.
—Deducible. Médicos. Estancias hospitalarias. Cirugías. Cuando
cumpla los dieciocho años, no habrá más cobertura total.
Toma una respiración profunda, su voz atrapada.
—¿Debería ser problema de Michael? ¿O de mi familia? Es mi
enfermedad, Stella. Es mi problema.
Una lágrima rueda por su mejilla, y la limpia rápidamente. Me inclino
hacia adelante, queriendo consolarlo, pero como siempre estoy a dos metros
y medio de distancia.
—Oye —le digo, dándole una gran sonrisa—. Tal vez puedas conseguir
que Will se case contigo. Está cargado.
Poe resopla, su voz burlona.
—Él no es exigente. Le gustas.
Le lanzo una dona, golpeándolo en el pecho.
Se ríe antes de que su rostro se ponga serio de nuevo.
—Lo lamento. Sobre ti y Will.
—Yo también.
Trago, mis ojos enfocados en un tablón de anuncios justo delante de
su cabeza, lleno de papeles y avisos y un aviso de higiene. Está compuesto
de dibujos animados intrincados, cada uno de los cuales instruye a las
personas sobre la forma correcta de lavarse las manos o la forma correcta
de toser en público.
Salto cuando una idea comienza a tomar forma.
Mi lista de tareas acaba de crecer en uno.