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A_Dos_Metros_de_Ti

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Su voz hace eco en mi cabeza, llamándome hermosa. Hermosa. Hace

que mi corazón se mueva de una manera que no debería.

El vapor comienza a nublar el espejo, borrando la imagen. Miro hacia

otro lado, bombeando el jabón hasta que se desborda en mi mano. Me friego

las manos y los brazos y la cara con eso, lavando todo y bajando hacia el

lavabo. Luego aplico un poco de desinfectante de manos de alta resistencia

por seguridad.

Me seco, abriendo la tapa del segundo bote de basura y sacando una

bolsa de ropa que cuidadosamente coloqué una hora antes de camino a la

habitación de Will. Una vez que estoy vestida, me miro en el espejo una vez

más antes de salir del baño con cuidado, asegurándome de que nadie me

vea salir. Como nueva.

Recostada en mi cama, miro con cautela mi lista de tareas del lunes,

pero en cambio sigo navegando a través de las redes sociales en mi teléfono.

Hago tap en la historia de Camila en Instagram, observando por millonésima

vez mientras saluda alegremente a la cámara desde un kayak, sosteniendo

el teléfono sobre su cabeza para mostrar a Mya remando frenéticamente

detrás de ella.

La mayor parte de mi tiempo, desde la operación secreta de materiales

peligrosos, la he pasado absorbiendo indirectamente a Cabo a través de las

Historias de Instagram de mis compañeros. Fui a bucear en aguas

cristalinas con Melissa. Navegué con Jude para ver el Arco de Cabo San

Lucas. Disfruté de la playa con una Brooke aparentemente no muy

desconsolada.

Justo cuando estoy a punto de golpear la actualización una vez más,

alguien toca a mi puerta y Barb asoma la cabeza. Mira mi carrito médico

por un segundo y estoy bastante segura de que sé lo que viene.

—¿Has estado en la habitación de Will? Su configuración se ve...

horriblemente familiar.

Sacudo la cabeza, no. No fui yo. Una de las ventajas de ser una

santurrona es que Barb probablemente me crea.

Me siento aliviada cuando mi computadora portátil suena con una

notificación de FaceTime, la imagen de Poe aparece en la pantalla. Me quedo

inmóvil antes de responder, silenciosamente deseando que no diga nada

sobre Will mientras doy vuelta a mi computadora portátil.

—¡Mira quién acaba de regresar de la hora del almuerzo!

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