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e froto los ojos somnolientos, haciendo clic en otro video, mi
bandeja de huevos y tocino a medio comer fríos en la mesa junto a
mí. He estado despierto toda la noche viendo sus videos, uno tras
otro. Ha sido un maratón de Stella Grant, incluso con su tonto contenido de
FQ.
Escaneando la barra lateral, hago clic en el siguiente.
Este es del año pasado, la iluminación es ridículamente oscura, excepto
por el destello de la cámara de su teléfono. Parece un evento de recaudación
de fondos, celebrado en un bar con poca luz. Hay una enorme pancarta
colgando sobre el escenario que lee: SALVA EL PLANETA: APOYA AL DÍA DE
LA TIERRA.
La cámara enfoca a un hombre que toca una guitarra acústica, sentado
de manera informal en un taburete de madera, mientras una niña de cabello
castaño rizado canta. Los reconozco a ambos por todos los videos que he
visto.
El padre de Stella y su hermana, Abby.
El enfoque gira sobre Stella, con una gran sonrisa en su rostro, sus
dientes tan blancos como predije. Ella está usando maquillaje, y toso con
sorpresa por lo diferente que se ve. Sin embargo, no es el maquillaje. Ella
está más feliz. Más tranquila. No como ha sido en persona.
Incluso la cánula de su nariz le queda bien cuando sonríe así.
—¡Papá y Abby! ¡Robándose el show! Si muero antes de cumplir los
veintiún años, al menos he estado en un bar. —Ella gira la cámara para
mostrar a una mujer mayor con el mismo cabello largo y castaño sentada
junto a ella en una cabina de color rojo brillante—. ¡Saluda mamá!
La mujer saluda, dándole a la cámara una gran sonrisa.
Una camarera pasa por su mesa y Stella la llama.
—Ah, sí. Tomaré un bourbon, por favor. Puro.
Resoplo cuando la voz de su madre grita