Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Me sonrío a mí mismo. Parece que Stella no es la única que tiene una
segunda oportunidad hoy.
Las puertas del quirófano se abren, y la Dra. Hamid viene con una
pequeña comitiva de cirujanos.
Mis ojos se abren y me estiro, despierto a sus padres, y todos nos
paramos, estudiando sus caras con ansiedad. ¿Lo logró? ¿Se encuentra
bien?
La Dra. Hamid se baja la mascarilla quirúrgica, sonriendo, y los tres
suspiramos aliviados.
—Se ve muy bien —dice uno de los cirujanos.
—¡Oh, gracias a Dios! —La mamá de Stella le da un fuerte abrazo a su
papá. Me río con ellos, todos nosotros eufóricos. Stella lo logró.
Stella tiene nuevos pulmones.
Me tumbo en mi cama, absolutamente agotado, pero más feliz de lo que
nunca he estado. Mirando hacia arriba, me encuentro con la mirada de mi
madre mientras se sienta en una silla junto a mi cama.
—¿Tienes calor suficiente? —me pregunta por millonésima vez desde
que regresó al hospital. Miro mis dos capas de pantalones de chándal y tres
capas de camisas que me pongo para calmarla, con una sonrisa en mi cara.
—Estoy prácticamente sudando en este momento. —Tiro del cuello de
mi sudadera con capucha.
Llaman a la puerta y Barb se asoma, mirándome a los ojos mientras
sostiene una hoja llena de resultados de las pruebas. Estoy paralizado, sus
ojos no están revelando nada de lo que estoy a punto de escuchar.
Se detiene, apoyándose contra la puerta mientras escanea el papel.
—Los cultivos bacterianos tardarán unos días en salir, y aún existe la
posibilidad de que crezca en su esputo. Pero para este momento... —Me
sonríe, sacudiendo la cabeza—. Ella está limpia. No lo contrajo. No sé cómo
demonios, pero no la contrajo.
Oh Dios mío.
Para este momento, está libre de B. cepacia.
Para este momento, eso es suficiente.
—¿Qué pasa con Will? —pregunta mi madre detrás de mí—. ¿La
cevaflomalina?