"Taní número 13" (PDF, 5.58MB) - Hospital Comarcal de l'Alt Penedès

L’ENTREVISTAlistas de espera, sobre todo en los CSM, en los que cada uno trabaja a destajo, a puerta cerrada y contra reloj paraaliviar una consulta diaria enturbiada de bajas laborales, complicaciones legales y solicitudes de pensiones… esdecir, embarcados en una tarea muchas veces exclusivamente burocrática. Nos cuesta entonces percibir lo másespecífico nuestro: la capacidad de atemperar, de remediar mediante la palabra, de dar otra versión de las cosas...En vez de reinvindicar las psicociencias, por decirlo de alguna manera, nos empeñamos en ser neurocientíficos yahí estamos, una vez más atrapados.Casos clínicosAdemás de la actividad asistencial más frecuente en psiquiatría de enlace, es decir, la que tiene que ver con elafrontamiento de la enfermedad física, incluso con el manejo de los síntomas psiquiátricos que se asocian casiinvariablemente a diversos trastornos orgánicos o aquellos otros que se encuentran en territorio compartido, comoel delirium, las pseudocrisis epilépticas o las demencias frontotemporales, quisiera llamar la atención, sobre otroscasos que son primariamente psiquiátricos y en los que la enfermedad mental grave se desvela en el contexto decualquier causa médica de ingreso. Muy recientemente, el servicio de cirugía de este hospital operó de urgencia untricobezoar en una joven ecuatoriana. Son muy pocos los casos que se han reportado en nuestro país. Se tratabade una niña que llevaba mucho tiempo comiéndose su propio pelo, sin que nadie de su entorno se hubiera dadocuenta, hasta casi “parir la bola de pelo”. Pudimos más tarde desvelar sus motivos y vincularla a un tratamientoen el CSMIJ. Recuerdo también a una paciente que seguimos durante unos meses en su recuperación, tras un intentode suicidio por precipitación con importantes secuelas ortopédicas. Había protagonizado el suicidio en fasemaníaca de un trastorno bipolar no tratado. En nuestro medio, rural y disperso, no es infrecuente que exploremos aun paciente porque está nervioso o deprimido o duerme mal en cualquier proceso de enfermedad, y descubramosque estamos ante una psicosis tipo esquizofrenia crónica, que se ha mantenido hasta ese momento en un curiosoequilibrio con su contexto inmediato de vida. En estos casos, a veces, uno no sabe si intervenir o no.Respetando el delirio, pero será necesario algún tipo de intervenciónSí, pero no sé si siempre hay que tratar el delirio, sin tratar a la persona que delira. No podemos dejar de respetaral loco y su locura, y en cualquier caso el delirante también tiene una responsabilidad individual. Hemos sidoexcesivamente proteccionistas, cubriendo con las leyes o las normas, véase incapacidades y demás, aquello queno podíamos manejar de otra manera. Y además, en realidad, no sabemos, aún, cómo tratar el delirio en su raíz.Suavizamos el dolor anímico del delirante y su familia, la angustia del que se siente perseguido, celoso, víctima deun complot o…Probablemente mejoramos su calidad de vida, pero el delirio suele quedar encapsulado en algúnlugar del aparato psíquico, no hay cirugía ni quimioterapia para muchos de estos casos.Recordamos tu sección en El País, una explicación del trastorno mental desde el punto de vista de manual queiba acompañado del relato de un delirio, con habilidad literararia.Sí, una experiencia estupenda e inesperada. Aún guardo ese suplemento de Salud de mayo de 2007, dondeapunté el correo de Milagros Pérez Oliva, su redactora jefa. Yo estaba ingresado en el Hospital Miguel Servet deZaragoza, en la planta de infecciosos, con un cuadro pulmonar que acabó siendo, tras un penoso diagnósticodiferencial por lo más sombrío, un granuloma eosinófilo. Así es que decidí, por si acaso, hacer lo que tantas vecesquise hacer. Le mandé un correo con uno de los casos que más me habían impresionado, sin excesiva esperanzade que aquello fuera a ninguna parte. Al mes siguiente estaba publicado. Se trataba de un paciente que padecíaun delirio de dobles, la ilusión de sosías. A partir de entonces, la publicación periódica de los relatos ha sido paramí una fuente constante de aprendizaje y de reflexión personal. Y he tenido la fortuna de conocer a una periodistade un calado humano y un bagaje cultural impresionantes. Pero los tiempos no están para licencias arriesgadas yel suplemento Salud de El País, ha pasado a la redacción de Madrid para abaratar costos, apurándose en aplicarla fórmula de la zanahoria, el ejercicio y la dieta sana. Y Milagros Pérez Oliva ha asumido una responsabilidad aúnmayor en su carrera, la de Defensora del Lector.Aparte de la actividad profesional, sabemos que tienes intereses en muchos camposBueno, creo que son intereses universales. La música. Me hubiera gustado ser músico. Pero afino fatal y nuncaacabo una canción entera a la guitarra. De todos modos, la música ha estado y está muy presente en mi vida diariay no sólo en casa o caminando por la calle o conduciendo... Me lo he pasado muy bien conociendo otros aspectosde la música y los músicos. He sido “manager-consorte” (¿puede decirse así?) y promotor, a pequeña escalapero entusiasta y muy afortunado, de Susana Germade, y ahora mismo empujo la carrera de Ewa Wikstrom y sugrupo Dodó, de folk sinfónico, y el primer CD “Construindo” de Vivian Amarante, cantante brasileña y una granamiga, instalada en Tarragona. En mi ipod suenan ellas y Van Morrison, Neil Young, Pink Floyd, Radiohead, KeithJarrett, Bill Evans…Tengo también mis adicciones que me acompañan desde la adolescencia: suelo atracarmehasta vomitar con Silvio Rodriguez, una o dos veces al año; lo mismo me pasa con Bob Dylan. Y mis “parafilias”,consecuencia de las cosas del amor y de la amistad: toda la música en lengua portuguesa. Brasil: Antonio Carlos52La més gran declaració d’amor és la que no es fa; l’home que sent molt, parla poc (Platón)