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La iniciativa de la colección<br />
La idea de iniciar una colección basada en una obra plastica creada a partir de percepciones olfativas<br />
nació en el año 1978, a raíz de la exposición celebrada en la Fundación Joan Miró de Barcelona, titulada<br />
«Sugestiones olfativas» en la que participamos diferentes perfumistas. El tema era muy variada y lo que pretendía<br />
la muestra era tratar un amplio abanico de espectre olfativo: los olores del cuerpo, los olores de los<br />
colores, los olores de los animales, las materias primas con emanaciones olfativas (plantas), la fisiologia de<br />
la olfacción, el olor y la cu ltura popular, la moda de los olores o la literatura de los olores.<br />
Al percatarme de que en esa muestra no se exponía nada en las paredes, sentí la necesidad de panerme<br />
en contacto con pintores y escultores para hacerles participes de mi iniciativa, que tendría que ir madurando<br />
personalmente. Primera lo intenté escribiendo cartas a artistas y galeristas, pero la respuesta fue muy<br />
pobre. Tuve que establecer yo mismo contacto con cada uno de los artistas para explicaries mi proyecto e<br />
intentar que compartiesen la propuesta de plasmar, representar o reflejar sensaciones olfativas y que, ademas,<br />
fueran capaces de comunicar visualmente al espectador estas esencias inmateriales.<br />
Es seguro que tal sugerencia ha representada para todos los artistas un reto enriquecedor que les ha<br />
ofrecido un mecanisme de conexión con otro nivel diferente de comunicación, con un lenguaje de gran<br />
desarrollo imaginativa y, al mismo tiempo, intelectual que interpreta plasticamente la inhalación del mundo<br />
exterior de una manera consciente.<br />
En estos mementos tengo la satisfacción de presentar en el Centro Cultural Cajastur, San Francisco 4,<br />
de Oviedo, una selección de mi colección, configurada a través del estrecho dialogo establecido entre dos<br />
sugerentes y evocadores mundos, el visual y el olfativo, para que el pública pueda compartiria con nosatros<br />
y llegue a sacar sus conclusiones.<br />
Aprender a oler para comprender, comprender para oler mejor<br />
(Notas sobre la conferencia «Olor de arte», a cargo de Ernesto Ventós Omedes en Lucta [Montornès<br />
del Vallès) en 1994)<br />
En Ver y comprender la pintura, titulo de la última obra de Bernard Rancillac, éste facilita, desde su<br />
experiencia como pintor, las claves para abrir las puertas del dominic pictórico, analizando los diferentes<br />
niveles que relacionan al espectador con el lenguaje codificada del arte.<br />
«Oier y comprender la pintura» es mi adaptación personal del titulo y algunes pasajes de la obra de<br />
Ranci llac -que a continuación expendré en algun os puntos-, para demostrar, basandome en la propia experiencia,<br />
que otro sentida, el olfato, también puede facilitar la comprensión del lenguaje artística.<br />
El arte es un lenguaje codificada, por lo que es indispensable adquirir una visión especializada de él<br />
para comprenderlo, de modo que no es suficiente aspirar por la nariz -oler, inhalar u olfatear- para desvelar<br />
los códigos propios del perfume. Así, la mirada dirigida al mundo exterior no es la misma mirada que<br />
dirigimos a una obra de arte, pues ésta ha de estar mínimamente educada. Este mecanisme de percepción,<br />
igual que el olfato, se adapta a la naturaleza de los objetos percibidos.<br />
Al nacer, todos nuestros sentides físicos comienzan a actuar, torpemente al principio, debido al desconocimiento<br />
de los diferentes estimules que los incitan a activarse, aunque es mu probable que lo primera<br />
que se aprenda a distinguir en la vida sea el olor de la madre, de la comida, de la casa ... lo que tenemos<br />
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mas cerca y nos resulta mas familiar, y aunque no podamos apreciaria, es casi seguro que nos guiamos por<br />
el sentida del olfato para ir descubriendo el mundo que nos rodea. La percepción olfativa es, pues, uno de<br />
los instru mentes mas importantes y basicos con el que contamos para realizar nuestro propio desarrollo Y<br />
alcanzar el conocimiento del entorno.<br />
Hay que tener presente que el sentida del olfato es el único al que no podemos sustraernos voluntariamente,<br />
en contra de lo que sucede con los demas, cuya acción llegamos a neutralizar cerrando los ojos,<br />
la boca, tapandonos los oídos o, simplemente, evitando tocar un objeto. Lo que sí resulta verdaderamente<br />
imposible es escapar a las emanaciones y los olores exteriores, porque es evidente que si no respiramos no<br />
podemos vivir.<br />
Por esta razón, cuando somos niños nos resulta mas facil describir lo que percibimos a través de cualquiera<br />
de los sentides de la vista, el oído, el gusto o el tacto, que a través del olfato, pues sobre los primeres<br />
ejercemos un control voluntario, mientras que la percepción olfativa nos resu lta completamente inevitable<br />
y abstracta.<br />
Desde que nacemos, todos los seres humanes nos vamos cargando de experiencias vividas, sentidas<br />
o recordadas que se van almacenando en la memoria hasta convertirse en un importante poso, que va<br />
aumentando progresivamente con las connotaciones culturales que la sociedad nos inculca. Este bagaje nos<br />
permite percibir el mundo casi sin esfuerzo físico, a pesar, no obstante, de que para adquirir una visión especializada<br />
no sea suficiente toda la acumulación vivencial, sino que sea indispensable cierto aprendizaje que<br />
ira cristalizandose con el trabajo diario.<br />
Como expone Rancillac, «nadie se ha convertida en pintor sólo por el simple hecho de contemplar la<br />
naturaleza, un arbol bon ito, a una mujer hermosa ... », paralelamente nadi e puede convertirse en perfumista<br />
(creador de perfumes) sólo por el hecho de oler una fragancia magnífica. Se ha escrito mucho sobre la<br />
perfumeria y todavía se continúa publicando mucho sobre el mundo de los aromas Y de las fragancias, per~<br />
desgraciadamente siempre de una form a anodina e incompleta. Todavía no se ha escrita el libro que analice<br />
el mundo del perfume en todos sus niveles, desde el principio hasta su fin.<br />
El aprendizaje del olor es basico para conseguir las claves del código perfumístico, pero es la condensación<br />
de una experiencia de mas de cuarenta años la que me confirma que no sólo es necesario el estudio<br />
de la mecanica y la técnica, aplicadas a una buena metodologia de trabajo, sino que es indispensable tener<br />
un gran amor por el oficio, gracias al cual dotaremos de alma a nuestras creaciones.<br />
un perfume o un aroma sin alma nunca sera una obra totalmente conseguida. Para tod~ cre~dor,<br />
pues, la emoción no lo es todo, debe conocer su oficio -que ira construyendo y conformando d1a a d1a- Y<br />
disfrutar con lo que hace. .<br />
Al igual que el artista, el perfumista también cuenta con un amplio abanico de elementos q~e conJUgar<br />
en sus creaciones. El pintor, por ejemplo, sabe que los lenguajes pi ctóricos se desarrolla~ partlendo de<br />
la experimentación científica y artística de las cual idades visual es propias del color. El color - 1gual que otros<br />
conceptes- es un elemento de expresión importante y su poder y simbologia es bien conocido entre los<br />
buenos profesionales, quienes reconocen su íntima relación con los demas sentides.<br />
El color rojo, por ejemplo, rapidamente sugiere pasión, amor y también la violencia de la sangre, por<br />
lo que se emplea en perfumeria para caracterizar colonias serias y perfumes sofisticades. El azul es si.n duda<br />
relajante y denota dulzura, frescor, alegria y nobleza, siendo el co lor típico de las frag~nci.as m an~as . El<br />
verde, asociado al brote vegetal, es un color común entre los champúes y productes de llmp1eza, al Slmbolizar<br />
naturaleza, vida y crecimiento se emplea en las colonias juveniles de componentes naturales.<br />
Romanticisme, sabiduría, pureza y limpieza acompañan siempre al blanco, color normalmente utilizado en<br />
los productes de belleza y de higiene.<br />
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