Hacia el 'Día Después del Desarrollo' - Iepala
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Mundial y sus aliados, cuya estrategia d<strong>el</strong> imperialismo sin colonias depende enteramente de<br />
técnicas refinadas de dominación, incluyendo la de la colonización cultural, que incorporan <strong>el</strong> uso<br />
de la comunicación y la educación como medios para su reproducción.<br />
Discursos y contra-discursos, dominación y resistencia<br />
Excepto para las metas…revolucionarias, <strong>el</strong> terreno d<strong>el</strong> discurso dominante es la única<br />
arena de lucha posible […] la resistencia contra la dominación ideológica requiere una<br />
contraideología—una negación—que ofrecerá…una forma normativa…al conjunto de<br />
prácticas de resistencia inventadas por los grupos subordinados en defensa propia […]<br />
Una élite dominante trabaja incesantemente para mantener y extender su control<br />
material y simbólico. Por su parte, un grupo subordinado se ingenia estrategias para<br />
frustrar y revertir esa apropiación y también para conquistar más libertades simbólicas<br />
(Scott 1995:153, 173, 276)<br />
Imaginarse <strong>el</strong> final d<strong>el</strong> desarrollo como régimen de representación suscita todo tipo de<br />
interrogantes…Para decirlo de otra manera, pensar en modificar <strong>el</strong> orden d<strong>el</strong> discurso<br />
es una cuestión política que incorpora la práctica colectiva de actores sociales y la<br />
reestructuración de las economías políticas de la verdad existentes. En <strong>el</strong> caso d<strong>el</strong><br />
desarrollo, podría requerir apartarse de las ciencias d<strong>el</strong> desarrollo en particular y hacer<br />
una crítica de los modos convencionales d<strong>el</strong> saber occidental para dar cabida a otros<br />
tipos de conocimiento y experiencias. Esta transformación demanda no sólo un cambio<br />
de ideas y lenguaje sino también la formación de núcleos a cuyo alrededor pueden<br />
converger nuevas formas de poder y conocimiento (Escobar 1998:404, 405)<br />
Un aspecto crítico para comprender <strong>el</strong> poder como r<strong>el</strong>ación es su tendencia a ocultarse, a<br />
negarse como poder. Mich<strong>el</strong> Foucault (Foucault 1976, 1980) afirma que <strong>el</strong> poder como r<strong>el</strong>ación<br />
se presenta como exigencia natural o social. El poder se transforma en valor que a su vez<br />
justifica al poder, negando su existencia misma, camuflándose en las prácticas sociales y en las<br />
configuraciones institucionales que genera. El discurso desde <strong>el</strong> poder genera reglas, prácticas,<br />
verdades y arreglos que son incorporados en las instituciones y en <strong>el</strong> comportamiento social. La<br />
alianza entre razón y poder se da como una imbricación entre saber y poder, entre discurso y<br />
poder, porque saber y poder se articulan en <strong>el</strong> discurso. En dicha r<strong>el</strong>ación, poder produce saber y<br />
saber genera poder; <strong>el</strong>los implican uno al otro. Según Mich<strong>el</strong> Foucault, no existe una r<strong>el</strong>ación de<br />
poder sin la correspondiente constitución de un campo de conocimiento (como <strong>el</strong> campo d<strong>el</strong><br />
“desarrollo”), ni existe conocimiento que no constituya r<strong>el</strong>aciones de poder (como las r<strong>el</strong>aciones<br />
que emanan de la dicotomía superior-inferior).<br />
Según Escobar (1998), un discurso es un régimen de representación que crea una cierta realidad<br />
y un marco cultural para percibirla y reproducirla. Un discurso crea una coherencia para informar<br />
modos de interpretación y genera prácticas que construyen correspondencia entre <strong>el</strong> discurso y<br />
los modos de intervención que lo (re)producen y perpetúan. Un régimen de representación<br />
articula valores, objetos y prácticas que institucionalizan la interr<strong>el</strong>ación y manejo de significados,<br />
al mismo tiempo que establece un espacio técnico que se transforma en <strong>el</strong> mundo de los<br />
expertos, donde la ciudadanía tiene poca o ninguna influencia. La existencia se desarrolla en<br />
medio a una trama de discursos—y contra-discursos—que coexisten en una jerarquía de<br />
r<strong>el</strong>aciones donde algunos se vu<strong>el</strong>ven hegemónicos.<br />
No es lo mismo <strong>el</strong> poder d<strong>el</strong> discurso que <strong>el</strong> discurso d<strong>el</strong> poder. El poder d<strong>el</strong> discurso se inspira<br />
en la r<strong>el</strong>evancia de la aplicación (dimensión práctica) e implicaciones (dimensión ética) de su<br />
promesa para una mayoría para la cual (y con la cual) <strong>el</strong> discurso es construido. Ya <strong>el</strong> discurso<br />
d<strong>el</strong> poder se basa en los intereses—agenda oculta—de la élite dominante, no de la mayoría<br />
representada, excepto de una élite entre los dominados, que hace alianzas—agenda oculta—con<br />
los dominadores a cambio de privilegios privados. El éxito d<strong>el</strong> poder d<strong>el</strong> discurso deriva de la<br />
r<strong>el</strong>evancia de los motivos humanos, sociales, culturales, espirituales, ecológicos, éticos, etc., de<br />
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