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Hacia el 'Día Después del Desarrollo' - Iepala

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que <strong>el</strong>los llaman “subdesarrollados”, “en desarrollo” o “emergentes”, que no pasan de<br />

adjetivos legitimadores de la hipocresía organizada llamada “desarrollo internacional”,<br />

promovido por la auto-denominada “comunidad internacional” a través d<strong>el</strong> lucrativo<br />

negocio de la “cooperación internacional”. En este “negocio”, todo es reducido a la lógica<br />

de la “mercancía”, incluso la vida. No por coincidencia, la comunicación y la educación<br />

están ahora entre los negocios más lucrativos en América Latina.<br />

No es necesario un análisis profundo de las técnicas neo-coloniales de dominación para concluir<br />

que está en marcha la institucionalización de un gobierno mundial, sin Presidente ni <strong>el</strong>ecciones,<br />

donde los que ahí deciden no son <strong>el</strong>ectos para que los <strong>el</strong>ectos no decidan. Esta es la estrategia<br />

que <strong>el</strong> vencedor de la Segunda Guerra Mundial y sus aliados usan para mantener los resultados<br />

de la guerra a su favor. En síntesis, la descolonización promovida por la comunidad internacional<br />

después de la Segunda Guerra Mundial no pasó de (re)colonización por otros medios (Borón<br />

2002). El desarrollo es un mito (Attali et al. 1980).<br />

La implementación e institucionalización de dicha estrategia es apoyada y sostenida por procesos<br />

de corrupción sin precedentes, con la participación de la comunicación y la educación. Pero la<br />

hegemonía no es un proceso de mano única, sin disidencia ni resistencia. El Movimiento de los<br />

Países No-Alineados es un ejemplo concreto de desafío a la hegemonía de los Estados Unidos y<br />

sus aliados (Rist 1997). Hubo intentos de los países d<strong>el</strong> “Tercer Mundo” de utilizar la ONU a su<br />

favor. En 1974, la Asamblea General de la ONU adoptó la Carta de los Derechos y Obligaciones<br />

Económicas de los Estados, un marco legal que establecía <strong>el</strong> derecho de los gobiernos a<br />

“regular y ejercer su autoridad sobre las inversiones extranjeras…regular y supervisar<br />

las actividades de las empresas multinacionales…y para nacionalizar, expropiar o<br />

transferir la propiedad de los inversionistas extranjeros” (Borón 2002:2).<br />

También se <strong>el</strong>aboró un Código de Conducta para las Empresas Transnacionales y se creó un<br />

Centro de Estudios de la Empresa Transnacional (CEET). La iniciativa fue condenada como<br />

‘Tercermundismo’. Los Estados Unidos y <strong>el</strong> Reino Unido salieron de la UNESCO durante los<br />

Gobiernos de Reagan y Thatcher, <strong>el</strong> pago de las cuotas financieras de la ONU fue retenido, hubo<br />

recortes en los presupuestos de las Agencias de la ONU sospechosas de ‘Tercermundismo’, la<br />

Carta fue abolida, <strong>el</strong> Código fue sepultado y <strong>el</strong> Centro de estudios fue extinguido.<br />

El nombre ‘Naciones Unidas’ es un eufemismo para su estructura no-democrática. Cinco países<br />

tienen <strong>el</strong> poder de veto en su Consejo de Seguridad, y se presentan como guardianes de la paz<br />

mientras sostienen una exitosa industria basada en la guerra, dejando para la ONU la misión<br />

imposible de unir naciones desunidas. Las funciones de las organizaciones ‘Tercermundistas’ han<br />

sido transferidas a las organizaciones de Bretton Woods (Borón 2002).<br />

La erosión d<strong>el</strong> Movimiento de los Países No-Alineados fue posible con una sofisticada estrategia<br />

de corrupción, dentro de los mismos países integrantes d<strong>el</strong> movimiento, para desmoralizarlos<br />

desde adentro, amputando su espíritu para domesticar su voluntad de cambiar al mundo. Como<br />

consecuencia, la gestión de lo público en América Latina tuvo un deterioro sin precedentes en las<br />

dos últimas décadas d<strong>el</strong> siglo XX. La región termina los años 90 como la más desigual d<strong>el</strong> planeta<br />

(Banco Mundial 2004), con la peor distribución de ingresos y de tierras (Kliksberg 2005). Es triste<br />

pero tenemos que aceptar la conclusión de Wolfgang Sachs de que,<br />

“como <strong>el</strong> progreso, <strong>el</strong> desarrollo no tiene un punto de llegada. Su atracción reside en<br />

su promesa de alcanzar justicia sin redistribución. [Sin embargo], la justicia implica<br />

cambiar los ricos, no los pobres” (Sachs 1999:38).<br />

La opulencia y la miseria caminan juntas en América Latina. La región más desigual es también la<br />

que contribuye con <strong>el</strong> mayor número de nuevos multimillonarios. La corrupción estuvo presente<br />

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