84 - Revista Personae

Dos cosas me llamaron la atención tras una caminata de 15 minutos entre la
universidad y la plaza central de Madison: lo espectacular del Capitolio ubicado
justo en el centro de la ciudad y ver un segundo lago que engullía la ciudad por
el otro flanco. Así es, Madison es realmente una pequeña lengua de tierra que
queda aprisionada entre dos espectaculares lagos (el Mendota y el Monona). Es
tan pequeña la lengua de tierra que desde el Capitolio o el Centro de Exhibiciones
puedes ver ambos lagos.
Obviamente tenía que visitar el interior del Capitolio y aprovechando que los
legisladores salían de la cámara, me senté en una curul de este estado americano y
fingiendo, voté en contra de todas las propuestas que buscaran apoyar el gobierno
federal de Bush. Dos turistas australianos apoyaron mi posición y logramos en
el mundo de los sueños derrocar a George W. Bush. Gracias a mi perfecto acento
wisconsiniano, el guía de turistas que pasaba por ahí pensó que era nativo e, imposibilitado
a recriminar mi proceder por no limitar la capacidad de expresión, tan
sólo me invitó –con gesto terriblemente adusto- a unirme a su grupo y explorar el
resto del impresionante inmueble.
MarcoPolo siglo21 siempre ha sido viajero independiente pero por esta vez optó
por seguir el grupo y no generar un incidente diplomático entre los gobiernos de
Wisconsin y Nuevo León. Tal decisión me permitió aprender algo nuevo. La lección
fue que los capitolios albergan los tres poderes de la unión en la capital del estado.
Por un lado son el sitio del despacho del gobernador, por otro son la sede del poder
judicial y de sus magistrados (incluyendo las salas de juicios tan famosas gracias a las
películas y programas), y también, como lo verifiqué, es el asiento de la cámara de
legisladores y oficina de senadores. La tan exigida separación de poderes en México,
halla plena convivencia en la democracia americana.
Madison marcó mi vida: ahí visité por vez primera en mi vida una sucursal de
Starbucks. Justamente desde ahí escribí el artículo sobre Fez, Marruecos que apareció
en esta misma revista y entendí que las actividades en Madison eran limitadas, así
que había que enfilarse rumbo a Milwaukee.
En el camino a la ciudad más grande del estado puse a prueba mis habilidades al
volante pues manejé bajo una ligera pero constante nevada hasta cubrir los 123km
entre ambas ciudades.
El motivo de la visita a Milwaukee era más que un programa de televisión o la
fama de Teodoro Higuera pichando para los Cerveceros de Milwaukee. Quería
conocer el Museo de Arte Contemporáneo diseñado por el arquitecto catalán Santiago
Calatrava. Los fuerte vientos que soplaban desde el Lago Michigan forzaron
el espectáculo mayor de este museo. La estructura metálica que asemeja un par de
velas invertidas de barco antiguo se desplegaba sobre su eje para cerrarse. Precioso
espectáculo que hizo palidecer el ya por si prístino interior del museo. Sus pasillos
blancos, futuristas e inyectados de luz por medio de sendos ventanales te llevan a
una muy atractiva exhibición de arte contemporáneo mezclado con algunas piezas
del impresionismo europeo.
Justo a un costado del Centro de las Artes se ubica lo segundo más destacable (y
menos conocido) de esta fría ciudad: un restaurante temático cuyo única indicación
de nombre lee “Export and Import Co.”. La placa a la entrada es tan sólo para confirmar
la naturaleza única del sitio: un lugar dedicado al espionaje y la comedia. Si
no conoces la contraseña de entrada debes realizar una actuación suficientemente
ridícula para lograr la risa del cancerbero (lo que no sabe uno es que simultáneamente
todo mundo en el interior del restaurante ha visto tu actuación por circuito cerrado).
Las puertas de los baños te llevan a callejones sin salida y las bebidas llegan a tu
mesa por medio de la tubería que recorre techos y paredes de este muy ameno sitio.
La comida no es realmente su especialidad, pero quién se fija en eso cuando estás
comiendo entre risas y sorpresas.
Así que si bien no es el sitio más exótico ni más atractivo para el turista, Wisconsin
es un estado que puede resultar bastante disfrutable si mantiene uno el espíritu en
alto y no se deja congelar por su clima. Thanks God they shouted “Hello
Wisconsin”.
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