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LYdIA CACHo<br />
Sin miedo a nada<br />
Volveré a sacar a la luz<br />
las redes criminales<br />
que están tomando<br />
nuestro país… el<br />
crimen organizado,<br />
el narcotráfico, el<br />
abuso sexual infantil,<br />
la pornografía…<br />
cosas que no se<br />
mueven porque están<br />
insertas en el Estado<br />
Mexicano. Tengo datos<br />
verídicos… nombres<br />
y… no creo que pueda<br />
quedarme callada”.<br />
5 0 • P E R S O N A E<br />
50<br />
Lydia Cacho Ribeiro nació en la Ciudad de México el 12 de abril de 1963. es hija de la psicóloga francesa Paulette<br />
Ribeiro y el ingeniero Óscar Cacho Robles, quienes criaron a sus hijas en un hogar sumamente liberal pero con un<br />
gran compromiso con su país.<br />
Lydia es periodista y autora de varias obras de mucho impacto social por las que se hizo acreedora a diversos reconocimientos,<br />
tales como el Premio Estatal de Periodismo 2002; el Premio Francisco Ojeda al Valor Periodístico<br />
2006 y el Premio Don Sergio Méndez Arceo a la Defensa de los Derechos Humanos 2006.<br />
Es reconocida como activista por los derechos humanos, especialmente de la mujer, pero cobró relevancia inusitada como<br />
autora del libro Los demonios del edén, en el que denuncia a la mafia de la pederastia en México implicando a varios<br />
personajes con poder económico y político, entre otros a Kamel Nacif Borge y Jean Surcar Kuri.<br />
Debido a la denuncia penal –por difamación- que levantó El Rey de la Mezclilla, Nacif Borge, contra Lydia,<br />
la periodista y escritora cobró fama inusitada debido al escándalo que se produjo con la implicación del gobernador priísta de<br />
Puebla, Mario Marín Torres, “mi gober precioso”.<br />
Lydia es mujer sin reposo. Sin dejarse intimidar por la guerra de papel –con implicaciones judiciales, políticas y del poder<br />
económico de aquellos sátrapas puestos en evidencia- trabajó intensamente y terminó su primera novela: Muérdele el corazón,<br />
la historia de Soledad, la mujer que creyó que todo era perfecto en su vida hasta que se enteró<br />
que estaba infectada de Sida, desde luego, la causa fue la infidelidad de su esposo.<br />
Lydia describe a detalle la disyuntiva en la que se debate Soledad: “Cómo decirte que te amo sin someterme<br />
a ti. Pero, ¿cómo te sigo deseando sabiendo que me contagiaste de muerte?”<br />
-¿Por qué publicarla en este momento?: -“Esta novela la comencé a escribir hace unos años. La editorial, finalmente, decidió<br />
sacarla en un momento muy especial para mí, ya que llevo nueve meses con los demonios persiguiéndome, sonríe.<br />
“Desde que inicié esta novela, mi propósito fue transmitirle al lector –sin el discurso de cómo el VIH mueve la sociedad-,<br />
cómo se silencia en la mayoría de los hogares y de las parejas. Esto toca lo más profundo y hermoso del ser humano, que es su<br />
capacidad de goce… el erotismo, el cuerpo. Tanto en los hombres como en las mujeres, el erotismo está directamente vinculado<br />
con el género. Es decir, desde antes de nacer, por como están conformados los genitales, ya se sabe si será mujer o varón.<br />
“El VIH toca todo tu ser… todo el entorno cultural…<br />
“La religión es otro aspecto que influye, recordándote constantemente que tienes qué sentirte culpable de tu sexualidad, de<br />
tu placer. Hay algunas religiones que toman una perspectiva distinta, han hecho trabajos verdaderamente interesantes, pero aún<br />
son muy represivas y siguen alimentando la culpa. Sentencian a sus feligreses: -‘vas a morir por tu culpa, por sucio, por cochino,<br />
por explorar tu sexualidad’.<br />
Lydia es crítica mordaz al referirse a la prohibición eclesiástica del condón y al llamado a la abstinencia: -“¡Son absurdos!<br />
Las personas somos eróticas, sexuadas, que, gozando informadamente, voluntariamente, nuestro erotismo, nuestra sexualidad,<br />
nos convertimos, inclusive, en mejores personas.<br />
“Yo creo, este, tema fundamental. Vivimos en un país donde las personas menores a los 20 años, los adolescentes, no pueden<br />
concebir su vida sin la existencia del VIH. Me gusta hacer la siguiente comparación: así como los mayores de 30 no pueden concebir<br />
su vida sin la televisión y que sus padres hayan vivido sin ella.<br />
-¿Qué ocurre cuando estos jóvenes empiezan a explorar su sexualidad? –“Buena parte utiliza preservativos cuando comienzan.<br />
Pero cuando establecen una relación estable, casados o no, con el mismo sexo o diferente, en ese momento olvidan<br />
el preservativo”.<br />
-¿Está lista la sociedad para discutir estos temas? –“No. No está preparada. Cada persona debe preguntarse si lo está o no.<br />
En lo afectivo, tú puedes ser absolutamente leal a tu pareja, pero no en lo sexual. La novela abre un poco las puertas para esta<br />
discusión”.<br />
-“¿Soledad puede ser cualquier mujer mexicana?: -“Sí. Yo empecé haciendo reportajes y entrevistas a chicos gay ceropositivos.<br />
Sus vidas estaban trastocadas, no solamente por el virus, sino por lo que implicó en sus salud y en su entorno social”.<br />
Lydia se involucró con una amiga para crear el primer albergue para personas ceropositivas en Cancún. Un lugar