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Descargar - Els arbres de Fahrenheit

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coherencia, a la integración <strong>de</strong> la virtud privada y <strong>de</strong> la virtud pública con la<br />

consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> que aquélla sólo pue<strong>de</strong> lograrse en sociedad y, por tanto,<br />

políticamente”. (2001: 128)<br />

“Poliética es un término ambivalente. Lo he elegido para reunir algunas<br />

<strong>de</strong> aquellas aportaciones a la conciencia ético-política <strong>de</strong>l siglo XX<br />

precisamente por esta ambivalencia. Sugiere al mismo tiempo pluralidad <strong>de</strong><br />

éticas y fusión <strong>de</strong> lo ético y lo político”. (2003: 32)<br />

“En lo que tiene <strong>de</strong> innovador, este <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> fundir ética y política ha<br />

oscilado entre la afirmación <strong>de</strong> que en el fondo todo es política (cuando los<br />

nuevos sujetos reivindican nuevos <strong>de</strong>rechos) y la afirmación <strong>de</strong> que no hay<br />

fondo, <strong>de</strong> que el ser es lo que aparece y, por tanto, la política tiene que ser<br />

ética <strong>de</strong> lo colectivo, <strong>de</strong> la esfera pública (cuando los nuevos sujetos se<br />

piensan a sí mismos ya no como meros reivindicadores <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos, sino<br />

como parte <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> ser el nuevo po<strong>de</strong>r)”. (2003: 32)<br />

En una nota más personal: Desafortunadamente nunca pu<strong>de</strong> conocer en<br />

persona a Francisco Fernán<strong>de</strong>z Buey, aunque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 2003 o 2004 establecí<br />

alguna comunicación con él vía el correo electrónico. En aquel entonces tuvo la<br />

tremenda gentileza <strong>de</strong> leer parte <strong>de</strong> lo que fue mi tesis doctoral en la<br />

Universidad <strong>de</strong> Massachusetts-Amherst, que sirvió posteriormente <strong>de</strong> base<br />

para mi libro sobre Gramsci. En ese momento me brindó varios comentarios<br />

oportunos y muchas palabras <strong>de</strong> estímulo.<br />

Luego, a través <strong>de</strong> los años, intercambiamos, vía el correo electrónico<br />

también, distintas impresiones, particularmente sobre <strong>de</strong>bates o asuntos<br />

concernientes al autor que me llevó a toparme con su obra y con su gran<br />

erudición. Me ubico entre aquellos, que <strong>de</strong>ben ser muchos, que en gran medida<br />

aprendimos a leer a Gramsci con su ayuda. Y no sólo a Gramsci –aunque<br />

particularmente a Gramsci– sino a toda esa tradición que él quería armar <strong>de</strong><br />

pensadores que <strong>de</strong> alguna u otra forma aportaban al proyecto teórico-político<br />

<strong>de</strong>l cual él era artífice o <strong>de</strong>l cual quería hacerse eco: Karl Kraus, Hannah<br />

Arendt, Gyorgy Lukáks, Walter Benjamin, Bertolt Brecht, Simone Weil, Primo<br />

Levi, Bartolomé <strong>de</strong> las Casas, Carlos Marx, N. Maquiavelo, Jean Paul Sarte,<br />

Albert Einstein…<br />

Aún para aquellos –como yo— que solamente lo conocimos a través <strong>de</strong><br />

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