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Nación Golpeadora - Red chilena contra la violencia hacia las ...

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<strong>Nación</strong> <strong>Golpeadora</strong>. Manifestaciones y <strong>la</strong>tencias de <strong>la</strong> <strong>violencia</strong> machista<br />

Sin embargo, parece más bien <strong>la</strong> expresión de una re<strong>la</strong>ción “consensuada” de premiocastigo:<br />

de todas formas Carmen debe vestirse y ser otra mujer con jumper frente a<br />

agentes externos que visitan el establecimiento, para “cooperar” en proteger <strong>la</strong> imagen<br />

que éste desea proyectar. Se subentiende que ni los agentes ni el establecimiento<br />

entienden <strong>la</strong> opción ética y estética de La Raco.<br />

El pacto de no agresión entre <strong>la</strong>s autoridades y <strong>la</strong> institucionalidad y <strong>la</strong> estudiante<br />

parece ser una excepción, el error permitido del sistema, y no el reconocimiento de<br />

que puede haber espacio para modelos diversos de feminidad. Las demás estudiantes<br />

entienden que el caso de Carmen se establece vertical y unidireccionalmente entre <strong>la</strong>s<br />

autoridades del liceo y el<strong>la</strong>, lo que explicaría –en parte– que no haya más estudiantes<br />

negándose a adoptar el modelo deseable, esperable, de feminidad. El orden de los<br />

cuerpos y sus acciones actúa con tal fuerza en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>, que el acto de La Raco termina<br />

pareciendo una permisividad exclusiva por parte del poder –el establecimiento– y no<br />

una subversión que podría contagiarse entre <strong>la</strong>s estudiantes.<br />

Por otra parte, observamos que Carmen no es sancionada como otras estudiantes<br />

–perseguidas por los paradocentes en los recreos– por su lesbianismo; pareciera que,<br />

de algún modo, su vestir masculino <strong>la</strong> justifi caría. No se le juzga como a una mujer<br />

que le gustan <strong>la</strong>s mujeres, sino que, de algún modo, los y <strong>la</strong>s docentes subentienden<br />

que el<strong>la</strong> “quiere ser hombre”, por lo que <strong>la</strong> hace aún más masculina que le atraigan<br />

<strong>la</strong>s mujeres. Es posible que debido a <strong>la</strong> concepción dicotómicamente naturalizada de<br />

géneros que se tiene, se considere a Carmen más cerca de lo “normal” porque cumple<br />

con <strong>la</strong>s características atribuidas a lo masculino.<br />

Sin embargo, a <strong>la</strong> hora de los pelos en sus piernas, se le sanciona en tanto mujer:<br />

con repugnancia, porque <strong>la</strong>s mujeres deben ser suaves. Aun cuando Carmen vista de<br />

hombre, sus pelos no son varoniles, sino sucios, porque su cuerpo es socialmente el<br />

cuerpo de una mujer y, sobre el<strong>la</strong>, cae el peso y <strong>la</strong> exigencia de <strong>la</strong> higienización del<br />

cuerpo y <strong>la</strong>s conductas. Pareciera tener mayor arraigo <strong>la</strong> importancia de <strong>la</strong> depi<strong>la</strong>ción<br />

como inscripción corporal del ser “mujer” que si su deseo se dirige a otras mujeres.<br />

La institución educativa juega un rol fundamental en <strong>la</strong> socialización de los/as<br />

individuos/as, en cuanto <strong>la</strong> familia <strong>la</strong> legitima como <strong>la</strong> instancia que otorgará los<br />

saberes a sus hijas/os, que ellos, en tanto primera institución socializadora, no<br />

pueden entregarles. La escue<strong>la</strong> debe fi nalizar <strong>la</strong> operación de normalización de los/as<br />

individuos/as, asegurándoles una óptima inserción y participación en <strong>la</strong> sociedad, a<br />

través de <strong>la</strong> homogeneización y <strong>la</strong> reproducción de roles de género y c<strong>la</strong>se.<br />

Esta normalización se hace posible a través de un código de prescripciones que <strong>la</strong><br />

escue<strong>la</strong> está dotada para imponer, y que determina <strong>la</strong>s acciones que están permitidas<br />

y aquel<strong>la</strong>s prohibidas. De este modo, surgen mecanismos de “adiestramiento de los<br />

cuerpos” (Daza y Zuleta, 2000) , que hacen posible que cada estudiante se acerque

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