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qu'e
h razón puede hacer dar á los marido:
os para hacer fieles á sus mugeres : y es
verosímil que la exacta práctica de estas lecciones
no les. será infructuosa ; pero todavía
aseguraran mejor á sus esposas en su deber,
si llenos del verdadero espíritu del cristianismo
supiesen inspirarlas verdaderos sentimientos
de religión. No deben catequizarlas,
como misioneros, ni predicarlas austeridades,
como un austero penitente ; sino hacerlas comprehender
con rostro sereno , las estrechas obligaciones
que nos impone la fé , compatible
siempre con la naturaleza ; y es jM-eciso que
estos proposites parezcan introducidos en U
conversación , y como _sembrados de abundancia
de corazon , al salir de un sermón,
ó de la letura de un buen libro : y estad
prontos siempre á fortalecer las impresiones
de buena moral que ella hubiese recibido.
Movido yá su espíritu , se dexará persuadir
mas fácilmente : representadla algunas veces,
la virtud christiana defendida de la embidia, de
la murmuración, de los remordimientos, y de
todos ios fines deplorables de la vida ; seguida
de ía estimación, de la tranquilidad, de mil dulzuras
secretas, y de la dulce esperanza de poseer
algún día nn Díos, cuyas perfecciones que
serán entonces visibles y conocidas , abrazarán
las almas con el mas ardiente amor , con ui*
amor siempre nuevo ; ó al lado de estas imágenes,
poned la de la eternidad infeliz , de la
qual el pensamiento mas simple deberla arrojar
la mayor alteración en los impíos mas
endurecidos, y hacer generalmente todos los
co-