^ IO ciò- de la vida : ven , dame el deseado alivio : no lo quiero tomar , sino por vuestra mano : la misma sol , ven corriendo : aquella maldita agua, que me ha hecho tanto m al, no ha llegado al corazon, que te ama de veras; mi m al, se desapareció ya enteramente. ¡Qué locas, y qué encantadoras, son algunas mugeres! En fin, toda la noche le estuvo contextando, con los esfuerzos mas tiernos. El corazon de Madama , parecia haberse convertido en una hoguera inextinguible. El amigo la juró de buena fe , que la serviría y amaría toda su vida ; y al dia siguiente , repetía aun , los mismos juramentos ; pero experimentó bien pronto, lo que dixo un Poeta , que el fuego del amor, es semejante ai del rayo ; terrible en sus efectos ; pero que se desvanece momentaneamente. Al cabo de pocos d ías, Madama hizo traición á sus juramentos ; y sin dexar de ver y tratar á su amigo , lo sacrificó á un hombre , el q u al, ni por el nombre le era conocido. Prefirió en su amistad á otro joven ; distraído este con la gracia y el favor que merecía á Madama , se tenia por dichoso : Todos sus afanes, y cuidados, se dirigían á ganarla el corazon , por medio de corteses rendimientos ; No preveía ei nuevo amigo, que Madama podría burlar igualmente , sus cuidados ; Asi que , prevaricaba , pensando únicamente, en la dicha, que él se imaginaba, le habia de resultar de la amistad con Madama. Pero, quando se hallaba mas empeñado en servirla , con su galantería, empe-
II pezo ella á tratarle , con una frialdad ofensiva , que io llenaba de desprecios. El hombre no sabia á qué atribuir tan imprevista mutación en el trato de Madama , y- esta consideración , lo tenia indeciso : Sin embargo, viendo que Madama continuaba en sus insultos , le pareció que debia despedirse de su amistad , y se retiró de su trato. Madama H , hubiera continuado dando aun mas prué- bas de su inconstancia , sino hubiese sido sorprehendida, quando menos lo pensaba, por el regreso de su m^arido. CA-
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