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sii humilde prudencia ; que \ívir ¿ntre las
frialdades de un señor. Las mugeres aborrecen
estas potestades austéras , y aceptan con
placer , los médios de convertirlas en una
amable sociedad : por tanto se deberá procurar
, que suceda el marido al amante , y
el amante al marido pero que domíne siempre
el marido.
V. El belio sexó , es naturalmente, enemigo
del rigor, y de la violencia : el ámor
propio , inseparable de los agrados de las
mugeres j los homenages de que parecemos
tributarios ; y su delicado temperamento , las
hacen mirar como monstruos, á los que las
toman por objeto de su bárbaro furor. Infelices
, pues, los indignos maridos, que osasen
poner en ellas, sus manos violentas ! Jamas
podrin sacar ningún partido, de un
proceder tan inhumano. ; Osarían ellos á pretender
cerrar los nudos del Matrimonio, combatiéndolo
por una parte tan sensible?
¿'Pues, nace ataso, el am or, de las afrentas
y del dolor? - .
v.r. Es verdad , que ningún hombre de
bien llega jamás á estos extremos j porque
quando tiene motivo para quexarse á su muger
, ía manifiesta su sentimiento , con palabras
grandes' y picantes ; y trata de-.hacerla
volver, sobre s í, mas :bien separándose d«
ella, .por un justo despecho ; que haciéndola
sentir muy vivamente, su presencia :■ puede
también , disminuir sus vestidos y sus gastos
; quando se obstinase en no darla gusto:
este 4:astigo ,• le será mas:'sensible., y no Ja
jj= i ofen-