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áe su libertad. Las diversiones serán sus ocupaciones
ordinarias ; y como es muy fácil
pasar de los juegos permitidos, á Jos prohi-
o id o i, se dexa arrastrar de estos sin resistencia
, combidada por ios cebos con que se
sabe disfrazar el deliro, y por las gentes
que tienen cuidado de inspirarla el gusto,
y allanarla el camino. Y al contrario , sí
un marido reprehende con demasiada altivez
y avaricia la conducta mundana de
una muger rica, se apodera de ella al instante
el despecho , y la hace capaz ordinariamente
de estas venganzas ; cuyos
tiros causan unas heridas en nuestros corazones,
que hacen gemir la constancia mas
cstóica ; ved aqui ios médios que me Inspira
la razon , para que podáis salvar vuestro
honor y vuestra bolsa , en una coyuntura
tan delicada.
iir. Quando os hubiese cegado solamente
el explendor de las riquezas , en la elección
de una m uger, debereis observar con
grande atención sus primeros pasos : y si la
vieseis Inclinada á la Independencia, y á
las grandes disipaciones , oponeos prontamente
á sus deáeos. Es menester quexarse con
nn ayrc tierno, del desprecio que hiciese
ella de vuestra persona ; y de que tomase
por sí misma lo que vos querríais tener el
gusto de subministrarla : dadla á conocer
por medio de unas pruebas generosas, que
no habéis pretendido haceros esclavo de su
dinero , sino de su virtud ; y que vuestra
amistad os obliga í revestiros del carácter
de