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ofende tanto ; porque no dexa vestigios, ni
imaginaciones odiosas, impresas en su memoria
; y le permite que se sujete á su dcbér,
mas por la razon, que por la fuerza; lo
qual produce mas fácilmente , la mutación
que se disea en ella; porque las mugeres
vanas y porfiadas, no quieren reconocer señor
, que manifieste mucho el serlo ; y ceden
, mas bien, al desden de los maridos,
que á su rigor ; pero el marido , debe mirarse
, en no perder el primer momento de
su arrepentimiento; y hará también de manera
', que el suyo, respecto de los disgustos
, que la hubiese causado , haga resplandecer
mas el de ella. Su reconciliación será
mas sincera ; y excitando el marido , con su
ternura, la de la m uger, la arrancará algunas
promesas, que le servirán de barrera,
contra los nuevos extravíos que pudiese temer.
V II. Esta discreta política , ha tenido casi
siempre , un feliz suceso; y si se encontrase
alguna muger de tan mal espíritu, para
romper todos los resortes : un hombre
bien sensato, se abstendría aun en su enojo
, de los furores que acabamos de condenar
: tentarla otras dulzuras , y nuevas reconvenciones
; y si no se rindiese á nada de
esto, la haria temer., su último desprecio:
no la dexaria m as, que lo necesario; la se-
qiiestraria en su cámara ; y velaria exactamente
sobre su conducta. Si viese ^ que ella
■despreciaba las bondades del marido ; que
ni aun se manifestaba sensible á su indigna-