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i r . Dcspnes que un marido huWe?e pre^
venido el espíritu de sU hermosa muger
, por medio de unas sabías consideraciones
y de unas dulzuras varoniles, debe hacerla
agradable su casa , y decirla que no
le ílilta ningún mueble, necesario , concediendo
francamente á su persona, todos los adorónos
que la permitiesen pretender , su condi^
clon y sus facultades, para que no fuese tentadá
)or el cebo de los regalos, que un marido
a debe prohibir absolutamente , á fin de hacer
inútiles las armas mas dañosas, con que
los amantes [pudiesen átíicarla : debe procurarla
también una& ''amigas • virtuosas, cifVa
virtud no tenga nadài de feroz y hará que
sus amigas encuenrren en ella algunas ventajas,
para que se apliquen; á agradarla ; y de
este modo la dará una guarda que será su
seguridad y su placer ; aplicará igualmente
tcjJos sus cuidados para hacerla entablar un
comercio de amistad con sus parientes ; fomentará
\a unión con éiIo?9' inspírándol.i los
designios que pudiesen'^cF'hecesarios paralas
condurrencias ; y tendrá buen cuidado de
ahogar siempre con su prudencia , en los
principios, los motivos de discordia qlie pu-
•diesen nacer entre fellas : y mientras su muger
tuviese semejantes testigos de su» accion
e s , no debe temer que se extravie. ¿Se
atreverla ella , acaso , á meterse en una intriga
amorosa, á vista de unas personas á quienes
ofenderla la injuria? Pero qne cultive con
atención , el mismo marido, la amistad de
los parientes de su muger j porque como esta­