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qne procurase compensar sazelo; la des^xr-
aida con que podría amenazarlos , quando recelase
de ellos, y que la verificaría, en caso
de reincidencia , lo harán amable y temible.
Manifestad á vuestra muger , la confianza que
tuvieseis de ella , y haced que sepa que los
recompensáis ; y que crea tam bién, que la
recompensa es mayor de la que la digeseis, para
quitarla toda la esperanza de poderlos ganar.
Sí la conducta de vuestra m uger, os
fuese sospechosa , despues de vuestra vuelta
á la ciudad , ó después de la de vuestra
m uger, llamad á vuestra cámara á uno de
aquellos que hubiesen permanecido en la casa,
durante vuestra ausencia ; ó hubiesen acompañado
á su ama en las visitas; y haced que este
criado á quien llamaseis, os encuentre leyendo,
escribiendo, ú ocupado en otra cosa
semejante ; y despues de haberlo dexado
estar un instante en vuestra cámara, despachadlo
sin mandarle nada , ni darle ninguna
orden. El ama entonces, temerosa y
curiosa, querrá saber desde luego, á que
fin haWa sido llamado ; y no creyendo lo
que él la respondiese, esto es, que no había
sido llamado para nada, no dudará ella,
en que la hacía traición ; y creyéndolo un
espía fiel de sus acciones , se abstendrá de
executar todo lo que pudiese dar motivo á
que fuesen poco honoríficas sus noticias.
IV . Informaos de que manos, y de qué
lugar hubiesen salido las criadas que entrasen
á servir á vuestra m uger; y no Ja
pennitais que reciba otras , que aquellas de
quíe-