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amigo corrió á llamar i las gentes de la casa.
Ella clamaba por un Confesor : Me muero
, decia; pero yo te perdono , no creo
culpa en tí. Te he querido mucho » y este
amor te Justifica : mi pasión te absuelve; mas,
¡ ah ! Mirame compasivo , que no hay en mí
mas delito, que haberte amado : y por este
estilo, le decia las cosas mas tiernas, á pesar
de sus dolores; pero el amigo, desesperado
, se ausentó de su vísta ; y fue corriendo
á buscar un Médico. Hacía un tiempo
obscuro, y era ya mas de medía noche;
sin embargo, llegó á la casa, despertó al portero
, á los criados, á la m uger, y al Méd
ico : y llegándose á liablarle, le clixo, sentándose
en una silla: Ha Señor, yo he envenenado
á la muger que mas amaba en el
m undo; á lo q u al, le respondió el Médico,
con mucha cacnaza ; iré á verla mañana ; decidme
, qué es lo que ha tomado..... Se ha
bebido, Señor, respondió el amigo, el agua
de un frasco , que yo la d i , p?ra que oliésc
su espíritu, á nn de curar sus vapores, y
se está muriendo; venid corriendo á socorrerla...,
El amigo se volvió: el frasco no csr
taba envenenado reahnente , sino lleno de un
licor activo , que babia abrasado el paladar,
y la garganta, de Madama. En una palabra,
era volátil. Bebed , Madama , la de^
cia é l , dándola una botella, que le habia entregado
el Médico ; padeceréis mucho , pero sé
que no estáis envenenada— -■: ¡Ali, amigo! respondió
ella : ¿no moriré de esta? jQuáij feliz
soy! nunca be sentido, comoalwjra(|.,«l pre^
s cío